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"Lázaro no", dijo el caudillo

Salvador García Soto
El Universal | 15/05/2008 |


La obcecación personal de Andrés Manuel López Obrador cerró la puerta de lo que pudo haber sido una salida a la crisis interna que vive el PRD.

Cuando las corrientes en disputa ya se habían puesto de acuerdo, y tanto Jesús Ortega como Alejandro Encinas habían aceptado que Lázaro Cárdenas Batel pudiera asumir la presidencia interina del partido, la palabra del caudillo se impuso y su “no” fulminante evitó el nombramiento que hubiera abierto una solución temporal al enconado conflicto perredista.

El 8 de mayo pasado, luego de que Cárdenas Batel había aceptado el interinato tras enterarse de que lo aceptaban tanto Ortega como Encinas, se había fraguado el consenso que iba a permitir nombrar a un dirigente que se encargara de conducir al partido de cara a las elecciones parlamentarias del próximo año y que tendría que convocar luego a un nuevo proceso interno para resolver la disputa que se pospondría entre los dos aspirantes.

Ese día le habían por fin sacado un “sí” al ex gobernador de Michoacán, que en un principio se había negado a la posibilidad de dirigir el PRD como interino. “Qué voy a hacer yo ahí, me da flojera”, había respondido Lázaro en una entrevista a finales de marzo cuando su nombre comenzó a sonar como un posible interino. “Yo no voy a dedicarme a eso, porque mi lucha está en otra trinchera”, decía entonces Cárdenas.

Pero de entonces a la fecha la crisis del PRD se fue ahondando cada vez más. La declaratoria de “ganador” que hizo la Comisión de Garantías de Alejandro Encinas fue tirada por el fallo del Tribunal Electoral federal que, el pasado 7 de mayo, le dio la razón a Jesús Ortega y le exigió a la misma comisión que contara 100% de los votos emitidos en el proceso perredista.

Fue en esas horas, las que siguieron al fallo del tribunal, cuando la propuesta de Lázaro Cárdenas Batel como interino volvió a cobrar fuerza. En busca de una salida urgente y viable a la crisis, hubo operadores que puentearon entre Ortega y Encinas y les plantearon el nombre del ex gobernador michoacano. De lado de Los Chuchos dijeron que ellos no tenían inconveniente; Alejandro les respondió lo mismo a quienes se lo plantearon.

Con los dos contendientes de acuerdo, sólo quedaba un problema: convencer al propio Lázaro Cárdenas, que hasta ese momento mantenía su negativa de aceptar el interinato y retrasaba el acuerdo. Pablo Gómez y Leonel Godoy se entrevistaron con el ex gobernador y fueron determinantes en convencerlo de que aceptara. Para el mediodía del 8 de mayo, el acuerdo estaba fraguado y el último empujón a Lázaro se lo dio Cuauhtémoc Cárdenas.

La carta del ingeniero a los ex presidentes del PRD, incluido López Obrador, en la que propuso a éstos hacer un llamado a los candidatos que contendieron por la presidencia a renunciar a sus candidaturas, era parte del acuerdo que ya estaba armado entre las corrientes y buscaba que, con sus declinaciones, Ortega y Encinas dieran paso a una salida a la crisis.

Pero faltaba una voz por consultar, y cuando le fueron a preguntar a Andrés Manuel López Obrador, su respuesta fue automática: “Lázaro no”. La opinión del caudillo se volvió consigna para los lopezobradoristas y Encinas ya no pudo sostener su acuerdo inicial con Los Chuchos, y éstos se molestaron por el recular de Alejandro.

Ya con la opción del interinato de Lázaro rechazada por AMLO, Nueva Izquierda decidió impulsar su propio fallo de la Comisión de Garantías y Vigilancia que el viernes 9 dio como ganador a Ortega y desató la protesta y el desconocimiento de Encinas.

La tensión regresó tras la negativa del caudillo y el encono se volvió a hacer presente el lunes pasado, cuando la reunión convocada por Cuauhtémoc Cárdenas, a la que se había invitado a los ex presidentes del partido a buscar una solución a la disputa, fue desairada por López Obrador, que había confirmado que iría, y por Amalia García, que para variar andaba de viaje en el extranjero. Hasta Porfirio Muñoz Ledo, que aunque ya no es perredista preside ahora el FAP, les hizo el vacío, aunque en el caso de Rosario Robles tal vez ganas de asistir no le faltaron, pero ella sí está totalmente fuera de su antiguo partido.

La imagen de Cuauhtémoc solo con Leonel Godoy y Pablo Gómez acompañando al llamado líder moral fue la estampa más clara de la ruptura profunda y el encono que prevalecen en el PRD. Fue también la confirmación de que a veces la voluntad de un solo hombre puede más que el interés de muchos, y que la terquedad y la obcecación impiden cualquier tipo de razonamiento o acuerdo.

NOTAS INDISCRETAS…
¿Será posible? Los consejeros del IFE que están próximos a dejar sus cargos, junto con algunos de los que ya fueron removidos, presionan fuerte en el interior de esa institución para que se les pague una jugosa liquidación de 10 millones de pesos a cada uno. Si les dan lo que piden, significaría un gasto para el erario de 90 millones de pesos por los nueve consejeros que serán removidos de aquí al 2012. Pero eso no es todo; encima de la liquidación, exigen también que el IFE, es decir, todos nosotros con nuestros impuestos, les paguemos sus salarios por los próximos dos años, que es el lapso que les faltaba para concluir el periodo original para el que fueron designados por el Congreso. Y si cada consejero cobra unos 160 mil pesos, saque usted cuentas cuánto nos costará la remoción de esos funcionarios si se les cumple su capricho… Por cierto, en el mismo IFE comentan que las versiones que ubican a la consejera Lourdes López, una de las que piden su liquidación, como posible secretaria ejecutiva del instituto son “una vacilada”. Por algo lo dirán… Los dados mandan serpiente. Caída libre.

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