Jorge Fernando Canseco
Plano Informativo | 09/04/2008 |
El presidente del período de sesiones, el diputado panista Juan Pablo Escobar Martínez, fue instado por el diputado suplente a correr el trámite
de inscripción correspondiente, luego de que en su contra, en contra de Camarillo Martínez, no obra una
sentencia en firme que lo descalifique para el desempeño del cargo negado al
diputado titular.
Y no existe una sentencia en firme dado que el Tribunal
Estatal de los Contencioso Administrativo aceptó un recurso de amparo en su
etapa de suspensión del acto reclamado y porque el presunto delito no califica
como un delito grave que reclame la pérdida de la libertad.
Para la LVIII Legislatura local será, de suyo, más fácil
reconocer el yerro cometido en el asunto de Roberto Cervantes y optar por su reintegración a la curul que
reconocer en Camarillo Martínez una
suplencia en activo, por lo que implica en el caso de que se concreten
violaciones a los derechos del diputado en funciones, excluido de manera sui
géneris de la Legislatura y las violaciones que resulten posteriormente contra
el diputado suplente.
Para decirlo suavemente, a los legisladores se les
barrieron los pies en el caso Cervantes
y estando ya de por sí resbaladizo el terreno, el reclamo de Camarillo terminó por embadurnarles el
piso con aceite.
Si estos son los que hacen las leyes, los diputados; y los
que nos representan en el ejercicio del poder político, deberemos entonces
elevar una oración al cielo en busca de un milagro que nos haga invisibles a
los ojos de estos legisladores e inmunes a sus erráticas percepciones del mundo
de la realidad social.
Podemos convenir con esos legisladores y con muchos agentes
de la sociedad que Roberto Cervantes
Barajas no es un dechado de virtudes y hasta reconocer que es exactamente
todo lo contrario, pero en este caso Cervantes
es una víctima de un poder mayoritario y, por lo mismo arbitrario, en el
sentido de que en vez de sujetar sus actuaciones a derecho, se sujeta a sus
intereses políticos y a sus conveniencias particulares.
Los legisladores que promovieron la separación ilegítima de
Cervantes, han terminado por horadar
a la Legislatura a la que pertenecen, ya que pretendiendo lastimar los derechos
del mencionado diputado, terminaron por afectarse a sí mismos.
Más les hubiera valido a estos personajes, a quienes les
urge cobrar cuentas al diputado Cervantes,
esperar al término de la Legislatura para promover, ya en su calidad de
ciudadanos comunes y corrientes, las acciones judiciales que se correspondan y
que podrían llevar al ex presidente de Soledad de nueva cuenta a la cárcel.
Pero no es así como se hacen las cosas. No se puede pretender justicia con
injusticia.
¿Qué mueve a los legisladores a buscar la inhabilitación de Cervantes? ¿Ven en él a un competidor
difícil de superar? Que sean ellos, los que tan afanosamente buscan la
inhabilitación los que nos lo digan, cara a cara, a los ciudadanos.
Y es que a estos legisladores les ha llovido sobre mojado.
Primero se les advirtió que estaban actuando mal; que no estaban sujetando sus
actos a derecho; luego vino el secretario general del CEN del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo a recordarles lo que aquí se advirtió; más tarde el senador
priísta Carlos Jiménez y muy
recientemente volvió a recordárselos la diputada federal panista Beatriz Eugenia García Reyes.