Sol es una de las tantas mujeres que se vio atraída por el consumo del alcohol y dejó escapar su juventud.
San Luis Potosí, SLP.- Sol es una chica de 29 años, tez morena clara, ojos brillantes y grandes, expresiva, agradable.
Desde hace cinco años, su vida dio un giro que hoy la mantiene alegre, con objetivos claros a lo que desea y con el gusto de poder convivir con sus hermanas y padres principalmente, con los pies puestos en la tierra.
Creía que su forma de beber era igual al medio en que se desenvolvía cuando tenía poco más de 22 años, “mis amigos, fiestas, para mí era normal, aunque me estaba causando problemas en casa con familia y hermanas porque no respetaba la hora de llegada a casa, fácilmente salía otro plan”, explicó mientras enfocaba su mirada como si mirara hacia dentro de sí misma parte de su pasado.
“Yo empecé tomando en una pijamada con unas amigas, la sensación del alcohol en mi cuerpo y esa desinhibición que sentí, me encantó, fue como experimentar a otra persona que no había conocido en un estado de sobriedad y (sic.) me convertía en una persona más desinhibida, más libre, divertida, ahí me enganché”, sostuvo.
Sol veía que el alcohol era sinónimo de alegría y cada vez aumentaba más su consumo al grado de perder sus cosas “perdía la bolsa y le echaba la culpa a mi amiga en el antro”, síntomas de que algo más sucedía pero no lo aceptaba porque su medio social, a quienes consideraba “su mundo”, era común y se resumía en “ya no voy a tomar tanto”.
Aparte de llegar tarde a casa, al despertar al día siguiente de haber ingerido bebidas alcohólicas, Sol no recordaba qué había pasado “despertar y cómo llegaste, quién me trajo, dónde había dejado mi carro, con quién había estado platicando, todas esas cosas que me producían ansiedad”, comenzaban a ser cuestionamientos recurrentes.
Fue a los 25 años cuando entró a Alcohólicos Anónimos donde se percató de que no estaba sola porque también pasó por esa etapa la cual cubría también con el alcohol. Se dio cuenta que no era la única mujer, que estaba enferma y que si quería podía cambiar su vida.
“El día de hoy mi vida ha cambiado, el primer paso es la aceptación y me he encontrado conmigo misma, no podía sentir una emoción sin alcohol”, dijo Sol al afirmar que si no hubiera tomado esa decisión probablemente “hoy estaría aquí o no en esas condiciones”, pues con entusiasmo señaló que ha despertado a la vida sin tener que recurrir a dicha sustancia.