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De nini a millonario

La suerte le cambio finalmente: Jordi derrocha su talento en 3D robotics, la fábrica de drones no militares que lo ha hecho famoso, millonario y literalmente el reflejo de un milagro.

De fracaso en fracaso, Jordi Muñoz, un mexicano cuya historia narra la edición de diciembre de la Revista Forbes México, llegó a convertirse en millonario y literalmente el reflejo de un milagro.
Su primer empleo fue en el Aeropuerto de la Ciudad de México, donde trabajaba de todo, pero no duró mucho.
Al presentar un examen para ingresar al Instituto Politécnico Nacional y ser rechazado por segunda ocasión, entendió que la Ciudad de México no le ofrecía más que un futuro de salarios mínimos, robos y trafico caótico.
Jordi regreso a Tijuana.
Pero tenía un talento escondido: siempre fue bueno para la computación.
“Le interesaba lo espacial, la aeronáutica”, relata uno de sus mejores amigos que lo conoce desde que estudiaron juntos en la primaria.
En un entorno difícil entre su familia rota y la noticia de que sería padre, Jordi probó suerte en Estados Unidos y fracasó.
Entonces aparecieron el Arduino, los acelerómetros y un helicóptero a control remoto que hackeó y llamó la atención de una empresa suiza y de Chris Anderson, ex editor en jefe de la revista tecnológica más influyente del planeta.  La suerte cambio finalmente.
Hoy, Jordi derrocha su talento en 3D robotics, la fábrica de drones no militares que lo ha hecho famoso, millonario y literalmente el reflejo de un milagro.

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