Sábado 4 de Mayo de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.
nacionales

Campesinos de Chihuahua exigen aclarar asesinato de su líder

CIUDAD JUÁREZ, Chih.
El Universal | 27/03/2008 |


Convertida su frase de batalla en filosofía de vida: “Dejar de luchar, es comenzar a morir”, los seguidores del líder campesino Armando Villarreal Martha, asesinado el pasado 14 de marzo con ráfagas de rifles AK-47, no descansarán hasta que las autoridades aclaren el móvil de su muerte.

Siempre decidido, don Armando demandó el mejoramiento de las condiciones del campo mexicano, en específico, del noroeste de Chihuahua. Incluso, horas antes de su muerte, alcanzó a difundir el comunicado que anunciaba las movilizaciones campesinas del 18 de marzo en las instalaciones de Petróleos Mexicanos en Cosoleacaque, Veracruz.

Ni el encierro del que fue víctima durante más de año y medio, en el sexenio de Vicente Fox, logró acallar sus llamados de superación. Desde la cárcel siguió pugnando para que el gobierno federal diera más apoyo al sector agropecuario. A su salida, sus exigencias se consolidaron.

Con todo, Villarreal, dirigente de la Organización Agrodinámica Nacional, fue asesinado a sus 50 años a bordo de una camioneta pick up en Nuevo Casas Grandes.

Aún hay un desaparecido

En el percance, su hijo Armando, de 18 años, resultó ileso; mientras que Martín Montaño Flores, El Chapo, también acompañante, desapareció. El crimen no sólo conmocionó a los campesinos que lideraba, también a dirigentes de otras organizaciones del país.

Dos días después del homicidio, durante su funeral, cientos de personas le rindieron honores y lo acompañaron hasta su última morada.

Tal fue la cantidad de asistentes, que la ceremonia religiosa se efectuó en el estadio de beisbol de Nuevo Casas Grandes. El ataúd, cubierto con una bandera, fue trasladado en la caja de un tractocamión y rodeada por un sinnúmero de ofrendas florales.

Durante las honras fúnebres, los campesinos mantuvieron sus tractores y camionetas pick up con moños negros, además de mantas con escritos en los que responsabilizaron al gobierno federal de su fallecimiento.

Como en la manifestación programada para el 18 de marzo en las instalaciones de Pemex, en la que todavía participó como organizador, pero a la que ya no asistió, ese día cientos de campesinos clamaban: “¡Armando Villarreal vive! ¡Muera el gobierno!”.

Exclamaciones que al unísono repitieron alrededor de 6 mil personas de diversos rumbos del estado y del país que acudieron a su rancho Los Apuros, al sur de Nuevo Casas Grandes, para darle el último adiós.

El día del crimen

De acuerdo con la primera y escasa información que dio a conocer la Subprocuraduría de Justicia del estado zona norte, Villarreal viajaba como copiloto al momento en que empezaron las ráfagas de rifle AK-47, según agentes del Ministerio Público y de la Policía Ministerial. Los balazos de los cuerno de chivo dieron justo en el lugar donde iba el dirigente.

Los asesinos utilizaron una camioneta Jeep Cherokee de modelo reciente, color plata con rines deportivos, desde la cual abrieron fuego sobre el vehículo en el que viajaban Villarreal Martha, su hijo y Martín Montaño Flores, quien luego del ataque descendió del vehículo y emprendió la huida sin que hasta el momento se conozca su paradero.

Familiares señalan que el hombre se comunicó vía telefónica días después y aseguró que estaba escondido por temor a represalias.

El vocero de la Subprocuraduría estatal, César Ramírez Franco, dijo que siguen varias líneas de investigación que no puede dar a conocer para no entorpecer las indagatorias.

Según la neurocirugía, Villarreal Martha murió en forma instantánea al recibir tres balazos en la cabeza que le provocaron una hemorragia y laceración cerebral.