Signos de una irracionalidad que se anuncia peligrosa para nuestra
convivencia, surgieron ahora en el cercano Querétaro, gobernado igualmente con impulsos
de criminalidad, insensatez y bestialidad, como aquí en San Luis Potosí, por el
Partido de Acción Nazional.
Algunos noticieros de la
televisión mexicana dieron cuenta de la conspiración y de la golpiza a
muchachos de la corriente estética “emo”, promovida por funcionarios del
gobierno y del ayuntamiento de ese lugar, aunque lo hicieron superficial y
brevemente.
Como
acostumbran proceder las irresponsables empresas informativas mexicanas, este
indignante y preocupante suceso fue presentado en pocos segundos y sin mayores
datos que permitieran a la audiencia contextualizarlo y elaborar un juicio más
crítico.
Un
ejercicio periodístico ético y honrado, así como demandan que seamos el resto
de los miembros de la sociedad esos monitos de ventrílocuo que trabajan para
inmorales dueños de empresas informativas, debía ser más abundante en datos de
lo acontecido.
Como es un
suceso grave, porque revela el grado de irracionalidad, salvajismo y estupidez
de nuestras relaciones sociales, los dueños de las empresas informativas tienen
obligación de ofrecer mayores datos para comprenderlo y repudiarlo.
Debían dar
nombres de los principales implicados en esta grave agresión a los derechos
humanos en Querétaro y detalles de la conspiración que organizaron para vejar y
amedrentar a muchachos por el idiota delito de seguir una corriente estética.
Si no lo
hicieron es porque uno de los principales implicados en esta demente acción
contra derechos humanos fundamentales, como los de expresión y de credo, es Francisco
Garrido, gobernador panista de aquella entidad, y funcionarios de ese partido.
Queda
sospecha que las podridas empresas informativas mexicanas únicamente rellenan
espacios con notas y opiniones frívolas, con la perversa intención de
trivializar hechos que, por su trascendencia, deberíamos conocer con mayor
exactitud y abundancia.
Una
política informativa responsable, honrada y ética debería buscar responder a la
audiencia a preguntas como éstas: ¿quiénes son los “emos”?, ¿quiénes están
implicados dentro de las instituciones públicos en esta conspiración criminal?,
¿por qué razón?, etc.
De hacerlo así, hoy existiría una
sensación general de asco por lo sucedido y una fuerte exigencia de castigo a
quienes atentaron bestialmente contra los derechos de esos muchachos por vestirse,
recortarse el cabello y usar su cuerpo como quieren hacerlo.
Por mucho menos, renunció Eliot
Spitzer, alcalde de Nueva York. ¿Cómo es posible que en aquella ciudad sí sea
posible ver que un gobernante renuncie por un escándalo de prostitución y acá se
violen derechos fundamentales y todo sigue igual?
En contraste con la
irresponsabilidad social de los propietarios de los medios de difusión,
principalmente de la televisión, como ya dijimos, ha sido posible conocer más a
detalle cuanto sucedió a los “emos” de Querétaro a través del correo
electrónico.
Un párrafo del relato sobre el
incidente de la noche del viernes 7 de marzo en céntricas plazas de Querétaro,
dice:
“El Sr. Alarcón Nevé (presidente
municipal) dice que fue un hecho sorpresivo para las autoridades,
reportando en primera instancia una concertación (sic) de jóvenes en las plazas
públicas (Armas, CENEA y Guerrero)... Más se contradicen, y evidencian ellos
mismos su gran estupidez o capacidad de “organización y planeación”, pues
el Capitán Sánchez Estrada (jefe de la Guardia Municipal y quien gana 150 mil
pesos mensuales) informó que los policías comenzaron a concertarse (sic)
desde las 18:00 hrs. en dichas plazas públicas, con la intención de disuadir
cualquier conflicto. Pero no fue así, hasta que ocurrió lo esperado: golpes,
puñetazos, patadas, mentadas, insultos, amenazas, madrazos, sin que la Guardia
Municipal interviniera. Pero la historia continuó siendo hasta las 20:30 hrs.,
cuando un grupo de 20 a 25 jóvenes atacaban a uno de nosotros, sin el
antecedente de agresión o conato de bronca…”
De veras causa repulsión leer los
detalles de este suceso, porque solamente expresa el tamaño de idiotez,
salvajismo e intolerancia estúpida que sufren muchos funcionarios públicos
mexicanos. Aquí, en este caso específico, son del Partido Acción Nazional.
Muchas personas estarán o no de
acuerdo con una corriente estética específica, como ésta de los “emos”, de
quienes desconocemos o muy vagamente sabemos acerca de sus ideas, símbolos,
conceptos y todo cuanto hace de ellos un grupo social.
Sin embargo, no por eso
pediríamos o participaríamos en actos de linchamiento, persecución e
intimidación. Esto sólo es posible esperarlo en gobiernos de vocación criminal,
intolerante, despótica y dictatorial, como parecen tener los de Acción
Nazional.
Este acto cavernario (y los
hombres de las Cuevas de Altamira tenían mayor apertura estética que estos
engendros demoníacos panistas) debe movernos a todos a su repudio. Por respeto
a la sociedad, Garrido y sus amigos malvivientes deben renunciar.
Ya sé que esto no sucederá, si no
soy iluso, si no vivimos en Nueva York. Pillos cínicos y desvergonzados, con
menos conocimientos de un niño de primaria y con menos compasión que esos
chicos, han llegado masivamente a gobernar nuestras instituciones.
Que no suceda no significa que no
debamos escandalizarnos por sus atrocidades, denunciarlos y buscar que nuestros
ciudadanos tomen lección de estos actos estúpidos y se inoculen contra
“campañas del miedo”, como la organizada en las pasadas elecciones.
Mostrarnos cómplices o
indiferentes ante hechos que atentan rabiosamente contra derechos humanos
fundamentales, como los de pensamiento, expresión, goce estético, recreación,
tránsito, información, uso del cuerpo, dará visa de paso a grupos intolerantes.
En San Luis Potosí no estamos
lejos de esas tentaciones de ejercer el poder en forma primitiva y criminal. No
se nos olvide que actualmente hay un paisano nuestro en calidad de exiliado.
Hablamos de Enrique Rivera Sierra.
Éste joven profesionista debió
protegerse en Canadá, ya hace casi un año, atemorizado de ser encarcelado por
el gobernador panista de carácter porfiriano que sufrimos. Es el caso de un
ciudadano perseguido por ejercer sus derechos constitucionales.
Menos evidentes, aunque igual de
condenables, son los sistemáticos acosos que policías de diferentes órdenes
hacen de los muchachos en plazas y calles de esta ciudad. Punks, emos,
vampiristas, darketos, reagues, sufren de humillación y maltrato.
Queda revelado en Querétaro y San
Luis Potosí, la existencia de grupos criminales con poderes económicos y
políticos extraordinarios que buscan imponer una estética, una conducta y una
ideología a todos los individuos, a través de represión y violencia.
No podemos mostrarnos esquivos a
estos actos demenciales, porque nos estaríamos condenando a nosotros mismos y
estaríamos condenando a nuestros propios hijos a sufrir en su pellejo acciones
de esa misma naturaleza bestial.
Si nuestros padres ejercieron su
derecho a vestirse de pachucos y bailar mambo, por ridículos que se vieran, y
nosotros ejercimos nuestro derecho a vestirnos como hippies o traer el cabello
largo, nuestros muchachos tienen derecho a una estética generacional.
A propósito del cabello largo,
dejen platicarles que hace unos días una amiga me cuestionó: “¿Por qué no te
cortas el cabello como hombre?” A lo que respondí: “No sabía que Jesucristo, en
quien seguro crees, fuese homosexual”. Se quedó callada.
Me pregunto si también seré
víctima de actos semejantes. Y es que todo acto que busca prescribir, ordenar y
someter, nos muestra una bestia oculta. Es la bestia de la intolerancia que el
sistema despótico que sufrimos nos ha incrustado en las entrañas.
Es la bestia que debemos
combatir.