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Agencia | 13/01/2013 | 08:16
Juan Rulfo vino al mundo el 16 de mayo de 1917 en la ciudad de Sayula, Jalisco, México, donde transcurrieron los primeros años de su vida en un ambiente rural, en el que dominaban la superstición y el culto a los muertos.
En 1934, a los 17 años, el joven Rulfo se trasladó a la Ciudad de México, donde fungió como oyente en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y tiempo después trabajó como agente de inmigración en la Secretaría de la Gobernación, según la biografía del escritor publicada en el portal “rinconcastellano.com”.
En esta etapa, el joven escritor viajó por diversos pueblos, muchos de éstos ayudaron a la creación de los escenarios de su obra literaria, y comenzó a publicar sus cuentos en la revista capitalina “América” y en “Pan”, de Guadalajara.
La imagen fija llamó su atención, razón por la cual en estos años se inició como fotógrafo, dedicándose de manera muy intensa a esta actividad y publicando sus imágenes por primera vez en la revista “América”.
A mediados de los años 40 inició una relación amorosa con Clara Aparicio, con quien en 1948 contrajo matrimonio.
En 1952 recibió la primera de dos becas consecutivas que le otorgó el Centro Mexicano de Escritores, fundado por la estadounidense Margaret Shedd, quien ayudó a Rulfo a publicar al año siguiente su famosa obra “El Llano en llamas”.
Años más tarde, en 1955, lanzó “Pedro Páramo”, novela que le valió prestigio literario y que lo llevó a ser considerado el escritor más reconocido en México.
Durante sus últimas dos décadas de vida, Rulfo se dedicó a su trabajo en el Instituto Nacional Indigenista de México, donde se encargó de la edición de una de las colecciones más importantes de antropología contemporánea y antigua de México.
En 1980, el célebre escritor dio a conocer su faceta como artista de la lente, al publicar una colección de sus fotografías, seleccionadas de su amplio legado, que comprende aproximadamente seis mil negativos.
La vida de uno de los más prominentes escritores mexicanos llego a su fin el 7 de enero de 1986, a los 69 años de edad.
