Fernando Bermúdez | Plano Informativo | 10/12/2012 | 01:04
San Luis Potosí, SLP.-Recorridos de esperanza y gratitud llegan a los pies del atrio del Santuario de Guadalupe, donde la fe católica mexicana tiene su bastión más representativo. Ahí, año tras año cientos de creyentes llevan sus plegarias de agradecimiento o solicitan la realización de un milagro, muchos otros sólo acuden para expresar su fe.
Este año, integrantes de la familia Acosta Arciso realizan por segundo año consecutivo un recorrido por la Calzada de Guadalupe (o avenida Juárez para los laicos) desde Caja del Agua hasta los pies del retablo de la imagen de la virgen morena, en agradecimiento por haber salvado la vida de su hijo Alfredo quien al nacer le fue diagnosticado un padecimiento neuromotor.
Ante esta discapacidad los médicos le aseguraron a Mary, madre de Alfredo, que su hijo no podría caminar, le anticiparon que sus facultades de aprendizaje estarían seriamente afectadas, así como la movilidad en sus extremidades. En caso de que pudiera caminar, le advirtieron, requeriría aparatos ortopédicos para auxiliar la movilidad en sus extremidades.
No obstante, la fe de la familia en la Virgen de Guadalupe y las plegarias por la salud de su hijo fue más grande que el diagnóstico clínico.
Para lograr una posible mejora en su movilidad, los médicos recomendaron a los padres de Alfredo el realizarle tratamientos y terapias, que serían reforzados por aparatos ortopédicos que ayudarían a su movimiento, aunque eran muy costosos.
Pese a este diagnóstico adverso, Alfonso y María, comenzaron a pedir un milagro de para su hijo.
De acuerdo al testimonio de María, semanas después de que realizo esta petición, percibieron que las piernas de Alfredo reflejaban una mejoría, notaron que se hacían más fuertes y estables.
Meses después, Alfredo se pudo mantener de pie por si solo para sorpresa de los médicos que a pesar de su preparación profesional no lograron entender la mejoría en la salud de Alfredo. Por ello, desde hace dos años Alfredo recorre de rodillas la Calzada de Guadalupe hasta la imagen del Santuario en agradecimiento por el milagro obtenido.
Entre otras peticiones que llegan al atrio de la imagen de la virgen de Guadalupe, son de trabajo, tal es el caso de Gabriel Martínez que este año decidió pedirle le otorgue la oportunidad de que se abra la oportunidad para un puesto laboral que él desea.
Los orígenes de la fe
Todas estas muestras de fe religiosa tienen su origen en la aparición mariana en el cerro del Tepeyac en cuatro ocasiones al indígena Juan Diego durante el siglo XVI. Ante la incredulidad de los religiosos católicos y principalmente del primer obispo Juan de Zumárraga, Juan Diego se presentó ante él después de contemplar por última vez la aparición de la Virgen de Guadalupe. Al estar frente al prelado católico, el indígena mexicano se despojó del ayate que contenía rosas y ese fue el momento –según la tradición guadalupana- en que la imagen mariana quedó impregnada en el atavío de Juan Diego.
La última aparición de la Virgen de Guadalupe fue el 12 de diciembre de 1531, desde entonces es considerada la imagen más venerada de América Latina y es también una de las apariciones más representativas del catolicismo y de las apariciones marianas en todo el mundo.
Después de esas apariciones, a las faldas del cerro del Tepeyac se fundó la primera basílica católica de América y actualmente una de las más grandes de la cristiandad.
Impulsada su causa por el papa Juan Pablo II, para la Iglesia Católica la figura de Juan Diego –canonizado por el Vaticano en 2002- representa a todos los indígenas que reconocieron el evangelio de Jesús.