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Bajo la cera

El Universal | 05/11/2012 | 08:32

Son glamorosas y delicadas, por eso nadie puede verlas sucias y mucho menos en fachas; tal como sucede con sus homónimos reales, las estatuas de cera son sometidas a cuidados especiales para que siempre luzcan impecables en el Museo de Cera de la Ciudad de México.

Es un proceso muy meticuloso que va desde el armado de cada figura, hasta su mantenimiento, que se realiza cuando las puertas del recinto se cierran al público.

Actualmente hay alrededor de 230 piezas en exhibición, entre las más recientes están las de la reina de belleza Ximena Navarrete, Angélica Vale y la clavadista olímpica Paola Espinoza.

Para que ellas pudieran ver su réplica en cera colaboraron con los artistas del museo en diversos pasos: toma de fotografías, levantamiento de medidas áureas y realización de moldes.

La celebridad tiene la opción de elegir en qué momento de su carrera quiere verse, aunque el proceso es otro, según explica Alejandra Urbina, jefe de relaciones públicas del lugar.

“Se trabaja con fotografías, a partir de éstas se realiza el trazo del cuerpo, el rostro y el vestuario”, indica.

Urbina señala que el trabajo no termina ahí, ya que periódicamente cada figura es sometida a mantenimiento. “Se la llevan al taller, se desviste y el vestuario se manda a la tintorería, en el caso de ropa con pedrería se retoca con la modista”.

La figura sigue otro tratamiento. “Se les lava el cabello, que es natural, de manera común, pero con más cuidado y se vuelve a peinar. En algunos casos se retoca el color de la piel, incluso algunos rasgos del maquillaje; como es pintura de óleo se puede volver a realizar el trabajo”, comenta Alejandra.

Este paso se hace constantemente para mantener actualizada la figura, es decir, si el modelo actualmente está más bronceado se retoca el color a ese tono.

Por cuestión de espacio, no todas la figuras de cera con las que cuenta el museo están en exhibición, algunas las envían de gira a las sucursales del museo en Guadalajara o Veracruz, o las desmontan para guardarlas, pero no se destruyen.

“Se embala el busto, los cuerpos son un poco más genéricos, a pesar de que tienen que conservar la estatura y las mediadas, pero se guardan aparte. Las cabezas son de mucho más cuidado, porque se pueden rayar, romper o derretir, así que con mucho cuidado se almacenan los bustos con las manos y se clasifican”, explica Urbina.

“Esperamos develar la figura de doña Silvia Pinal próximamente, prácticamente ya está lista la escultura, aunque por sus ocupaciones no ha tenido la oportunidad de venir a validarla, eso es algo que nos importa mucho”.