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¿Quién convoca?

Jorge Fernando Canseco
Plano Informativo | 06/12/2007 |

En sí misma, la convocatoria a la sociedad civil para que se manifieste en contra de la inseguridad o, como ha sido formulada, a favor de la paz, es algo que se antoja lógico y, sobre todo, deseable y oportuno.

Pero nos preguntamos ¿quién o quiénes convocan? ¿por qué no se ofrece un rostro? ¿qué hay de fondo?

No se puede dudar de una buena intención, pero… ¿no se puede?

La iniciativa no tiene mácula, pero lo que inquieta es que no tenga rostro. Se pueden argüir una y mil razones para que así sea; pero ninguna argucia nos libera de la duda razonable que nos lleva a conocer a quien o a quienes se encuentran detrás de esta convocatoria. Y no estamos diciendo nada en contra de la misma, ni desconociendo que responde a una vergonzosa situación que, desde luego, hay que parar, y hay que hacerlo cuanto antes.

Cuando escuchamos algunas voces, como la de la Iglesia, que piden que esta manifestación ciudadana no se manipule; que nadie, ni grupos ni personas traten de aprovecharse de ella para llevar agua a sus respectivos molinos, no podemos dejar de pensar en la identidad de quien o quienes convocan, aunque dejemos a salvo las razones y las motivaciones de tal convocatoria.

Una marcha por la paz. Eso está muy bien, pero ¿qué señales enviamos, a quien y a quiénes? Se ha dicho que debe defenderse el derecho, la libertad de la sociedad civil a manifestarse, libre y soberanamente. Eso está muy bien. Pero sería más razonable si se conoce la identidad de quien o quienes convocan, para despejar cualquier duda, para dejar atrás cualquier suspicacia.

Incluso, para evitar que de esto, derive algo inconveniente.

También valdrá la pena, por ejemplo, convocar a la sociedad civil para que se manifieste ante las autoridades responsables de la seguridad pública; para que sean estas autoridades las receptoras de un vigoroso mensaje de reclamo social porque la seguridad se les ha esfumado entre las manos.

Se ha pedido a los actores políticos, individuales y colectivos y a los diversos sectores de la sociedad que se abstengan de manipular el derecho de la sociedad civil a manifestarse pero ¿no son, acaso los actores políticos, individuales y colectivos y algunos sectores de la sociedad los que están realizando esta convocatoria? Y no es un juego de palabras. Y es que cuando se habla de la sociedad civil libre, soberana y actuante en realidad se habla de personas y grupos específicos, de intereses concretos y se habla de manipulación, porque se habrá perdido la espontaneidad. La convocatoria misma es ya una estrategia de manipulación.

Los tiempos se advierten inestables; y, más específicamente, inseguros. Hay, pues, razones, y muchas, para hacer una manifestación contra la inseguridad. Esto es, un reclamo a las entidades públicas que no han cumplido con el mandato constitucional de proveer a los ciudadanos de la garantía de la seguridad e integridad personal y patrimonial.

Importa, pues, el rostro, la identidad de quien o quienes convocan; si llevamos las cosas al extremo, podríamos toparnos con una sorpresa desagradable; con un equivalente del queso en la ratonera.

No se puede jugar así. No se debe. Apostar a la ciega, reactiva maleabilidad de la masa social es, por lo menos, imprudente. Tratar a la sociedad como si se tratara de hámsteres, esos pequeños roedores que se lanzan al mar desde un risco y que nadan hasta donde sus fuerzas alcanzan para dejar territorio a sus crías, no es algo razonable y prudente. ¿Qué mensaje mandamos a los criminales? Hay quienes dicen que de esta manera se muestra la unidad social; hay quienes aseguran que así se respaldan las instituciones; hay, también, quienes creen que lo mejor es reclamar a las autoridades el cabal cumplimiento de su responsabilidad.

Lo cierto es que nos sentiríamos tranquilos si conocemos el rostro, la identidad, el objetivo y el mensaje de quien o quienes convocan a una masiva manifestación en 9 de este mes.