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El pan que no puede faltar el Día de Muertos

Plano Informativo | 02/11/2012 | 08:22

Se ha convertido en uno de los elementos clave y el más delicioso de los altares, el pan de muerto es una parte importante de la ofrenda de Día de Muertos. Pocos conocen que este alimento tradicional remonta su origen a la época prehispánica.

En entrevista, el chef José Carmen García indicó: “Los historiadores han coincidido en que el surgimiento de este alimento se remonta a la época cuando se hacían los sacrificios humanos, cuando una princesa era ofrecida a los dioses a manera de agradecimiento”.

Después de la conquista del territorio que hoy ocupa el país, en 1519, y debido a la desaprobación de los españoles a que se siguieran realizando los sacrificios humanos, se simuló este acto en un pan de amaranto.

“Era un pan en forma de corazón y el azúcar era pintado de rojo, simulando la sangre de la doncella, y los españoles sólo se lo daban de comer a los nobles”, indicó el chef.

Este pan, que es un verdadero manjar para los mexicanos y algunos quisieran que se horneara durante todo el año, tuvo hace cinco siglos un significado muy especial.

“El círculo en la parte superior del pan significa el cráneo y las bolitas que van a los lados son huesos y es el recuerdo de los ya fallecidos”, agregó el experto en panadería del Aspic Instituto Gastronómico.

Panadero de tercera generación, el chef García coincide en que el pan se ha masificado en su producción y con ello se le han agregado algunos elementos que lo han hecho más delicioso, como más mantequilla y azúcar.

“La transformación del pan de muerto tiene que ver mucho con el código de la venta y lo mercantil porque al pan lo sofisticaron, ahora le ponen más huevo. Anteriormente se preparaba uno mucho más sencillo, sólo llevaba un poco de dulce y grasa vegetal”, detalló el chef.

Ahora los panes de muerto se hacen con azúcar de varios colores, aunque predomina aún el rojo, como en la época prehispánica.