El Universal | 01/09/2012 | 09:02
Piezas de jade que pertenecieron a máscaras o esculturas de madera, como bigoteras o dientes, ojos de cristal de roca, y una gran cantidad de objetos de cerámica como jarras y ollas relacionadas a Tláloc, dios del agua, son algunas de las ofrendas que se han recuperado durante la exploración del túnel de mil 800 años de antigüedad, localizado bajo el Templo de la Serpiente Emplumada, en la Plaza de la Ciudadela de Teotihuacan.
Estos objetos, señaló en entrevista el arqueólogo Sergio Gómez, otorgan pistas para considerar que al final del túnel existe algo trascendental. “Hemos ido encontrando varias ofrendas, unas con objetos muy impresionantes que nos están anunciando que hay algo más importante al final del conducto. Conforme hemos ido avanzando, las ofrendas se van haciendo cada vez más importantes”, comentó el especialista.
La principal hipótesis del investigador es que al final del conducto que mide 120 metros de largo, del que hasta ahora se ha explorado 50%, existen cámaras donde podría estar la tumba de algún personaje importante de la antigua sociedad teotihuacana o alguna ofrenda especial. “Ya sabemos por los estudios del georadar que al final del conducto debe haber unas grandes cámaras o espacios vacíos donde hay algo.
No sabemos bien qué, porque no podemos ingresar todavía, pero esa es nuestra hipótesis”, señaló Gómez.
El arqueólogo, quien encabeza este proyecto de exploración desde 2010, aseguró que durante los trabajos de esta semana se percataron que la profundidad del túnel es mayor a los 15 metros que se tenían registrados. “Llegamos a los 60 metros y nos percatamos que se profundiza mucho más. Llevamos la exploración a 15 metros, pero ayer nos percatamos que el piso del túnel baja”, indicó Gómez el miércoles pasado.
Indicó que en las siguientes semanas se apoyarán de un nuevo equipo de robótica, creado por el ingeniero del Instituto Politécnico Nacional, Hugo Armando Guerra Calva, quien diseñó el Tlaloque I, el equipo que ingresó al conducto subterráneo en 2010. “En unas dos o tres semanas vamos a implementar otra vez un equipo de robótica. Es un equipo más mejorado que el anterior, y que nos servirá para continuar con los trabajos de exploración”, dijo.
El trabajo de exploración avanza, pero los riesgos de derrumbes se hacen cada vez más presentes, comentó Gómez: “El trabajo se ha ido complicando mucho porque hay mayor riesgo de derrumbe, estamos apuntalando todo el túnel. Cada vez es más difícil hacer la exploración, se requiere más esfuerzo humano para trasladar la tierra”.
Mientras continúan los trabajos de exploración, programados hasta noviembre próximo, las ofrendas recuperadas en este túnel, relacionado con el inframundo, están en investigación y se trabaja en la reconstrucción de algunas piezas. “Estamos trabajando con las aplicaciones de estas piezas, a partir de eso estamos reconstruyendo para ver qué objetos debieron ser”, dijo el arqueólogo.