Jueves 16 de Mayo de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Los ruteros disfrutan la tierra de Picasso y Antonio Banderas

El Universal | 17/07/2012 | 07:43

El buque Galicia avanza en medio de África y España, rumbo a la ciudad de Málaga. El Mediterráneo mece los sueños de 223 expedicionarios de 51 países, que unas horas antes de dormir se han abrazado después de una noche de confesiones, promesas y experiencias compartidas, que impulsó a través de una tertulia el jesuita Jesús Garrido.

La reunión de los chicos, entre los que se encuentran nueve mexicanos, atrapa la atención del cuerpo de marineros. Una muchachada hablando de gratitud, de solidaridad, de amistad, de la “familia eterna” que es la Ruta Quetzal BBVA, sorprende a quienes navegan en busca de piratas y cuya última gran hazaña a bordo del séptimo buque de la historia de la Armada española que ostenta el nombre del antiguo Reino de Galicia, fue rescatar a Evelyne Colombo, una mujer francesa de 55 años que había sido secuestrada tras ser asaltado el catamarán en el que viajaba.

“Ya hubiera querido que en mi juventud hubiera existido algo como la Ruta Quetzal para vivir lo que ellos”, dice un marino que prefiere no abundar en el éxito que significó salvar a la francesa, sólo dice, casi sin pensar, que ahora las navegaciones son cada vez menos frecuentes, porque la crisis española ha pegado a todos los sectores.

El tema de la guerra en territorio de la armada no tiene cabida para los expedicionarios, ¿para qué? En el mismo buque que también ha contribuido a la ayuda humanitaria para Irak se han concentrado en los sueños de una juventud que anhela mantener viva la amistad forjada en más de 20 días, a fuerza de convivir las 24 horas. “Si uno no está, nadie come, ni se baña, ni hace nada”.

Rompiendo fronteras

La juventud se reconoce, se mira como en un espejo. Después de todo, confiesan, todo les indica que a fin de cuentas no son tan diferentes. Las fronteras se rompen. A veces, incluso, logran echar abajo los prejuicios y las verdades se vuelven mentiras: ni todos los americanos están condenados a la miseria del subdesarrollo ni todos los europeos gozan de la abundancia del capitalismo y el “primer mundo”, la “madre patria”, pues.

La Ruta, realizada con el apoyo de la Fundación BBVA Bancomer, es la oportunidad de vivir experiencias por primera vez. Navegar por un buque, ver la playa africana, la noche estrellada, visitar la Base Naval de Rota llena de aviones “como en las películas y libros de historia", todo marca la historia de los ruteros.

Los ruteros pisan tierra para visitar la ciudad fundada por los fenicios, el primer enclave cultural sobre la demarcación de la ciudad actual, Málaga, para hacer una visita al Alcazaba, una edificación, en su mayor parte construida en el siglo XI, que fue el palacio-fortaleza de los gobernantes musulmanes de la ciudad, elevada sobre un cerro, y que debido al material empleado para su construcción (piedra caliza fosolífera que se descompone fácilmente) fue reconstruida en su mayor parte en 1930.

Tras pisar el centro histórico de la ciudad que vio nacer lo mismo a Antonio Banderas que ha Pablo Picasso, los expedicionarios se enfrentan a la primera caminata de la segunda fase de la ruta, hacia los Astilleros, una de las playas donde pasaran dos noches para luego volver a adentrarse al Mediterráneo rumbo a Cartagena.

El calor es asfixiante, la transpiración agobia. Vanessa Zepeda, de México, cree no resistir más; Carlos Ballinas, su compatriota, carga su mochila para hacerle el paso más ligero. La “familia eterna R de la Ruta da muestras de su fortaleza. “Vamos, ya casi, Vane, ya casi”.

De fiesta

La Costa del Sol ha dado tregua a los expedicionarios. Durante dos días han podido disfrutar de la playa y de una noche de flamenco que terminó en una fiesta juvenil con música y baile que se postergó casi hacia el amanecer, para luego integrarse a la Misa del Alba, que se realiza cada año en honor a la Virgen del Carmen del Pedregalejo, patrona de los marineros.

Una de las actividades consiste en conocer la barca de jábega, la tradicional embarcación malagueña, con un peso que oscila entre 850 y mil kilos, que suelen ser desplazadas por ocho remeros y un remo guía o “espailla” que hace de timón y es gobernado por el patrón o “mandaor”.

A principios del siglo XX, la jábega era el arte de pesca más utilizado en el mediterráneo andaluz. Había censadas casi 500 embarcaciones, la mayoría en la provincia de Málaga y especialmente en Fuengirola, Huelin, La Malagueta, Pedregalejo, El Palo, La Cala y El Rincón de la Victoria.

La embarcación echaba el copo, dejando en tierra un cabo de la red, que tenía forma de media luna, y trazaba con el otro un amplio semicírculo. Una vez en la playa, los pescadores tiraban de ella, unos a mano y otros con la ayuda de una traya o cinturón colgado en bandolera sobre el pecho. Las más antiguas -de gran tamaño- podían ser desplazadas por 11, 13, o más remos.

No olvidar lo aprendido

En la Ruta Quetzal hay un grupo llamado Monitores, 19 hombres y mujeres encargados de animar, cuidar y organizar a los chicos de 51 países, repartidos en 12 grupos. Cada uno de ellos se vuelve, quizá sin proponérselo, en los padres sustitutos, o en el mejor de los casos, en sus mejores amigos.

Una de ellas, radicada en Zaragoza, no ha descansado ni un minuto, aunque esta consciente de que la etapa española es, por mucho, más tranquila que la americana. La comida es suficiente, a veces abundante, hay agua potable en caso todos lados, hay baño y agua caliente, colchón y un poco mas de privacidad. Lujos, comparados con las condiciones que se vivieron en el inicio hace días en Colombia.

Todo, dice la “monitora”, les recuerda de algún modo, que la comodidad está a unas semanas de sus casas. “Espero que este año los chicos se vayan valorando más lo que tienen, pero a veces no es posible cuando saben que lo tienen todo”.

La visita a Málaga concluirá con una jornada que continuará con los festejos de la Virgen del Carmen, que este lunes incluyó una misa en la iglesia del Corpus Christi, en la que Miguel de la Quadra-Salcedo, director de la Ruta Quetzal, recibió la medalla de la hermandad, en la que participaron los jóvenes con tambores de San Basilio de Palenque, traídos desde Colombia.