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Ana Serradilla, una diva sin poses

Ahora enfrenta con éxito un gran reto actoral en la obra de teatro La diva de las pieles.

¡Exta, Extra, una diva sin poses ni petulancia! ¡Extra, Extra, encontramos la aguja en el pajar! Aunque ya trabajó como estelar en su primera película en inglés (Hidden Moon, al lado de West Bentley) y ahora enfrenta con éxito un gran reto actoral en la obra de teatro “La diva de las pieles”, Ana Serradilla es capaz de entablar una charla sin el menor asomo de soberbia, jactancia, petulancia o cosa parecida. Un garbanzo de a libra en el México de hoy.

Serradilla habló con EL UNIVERSAL horas antes de recibir un merecido homenaje en el teatro Santa Fe, de Plaza Zéntrika, donde interpreta a Vanda, una actriz que es capaz de casi todo con tal de quedarse con un papel. En escena sólo la acompaña Andrés Palacios (Thomas), un director que no sabe en qué momento entra a un juego sadomasoquista durante un casting.

- ¿“La diva de las pieles” llegó a su vida en el momento justo?

Exactamente cuando más pedía un proyecto así, y luego de haber rechazado varias propuestas que no me convencían. Al leer el libreto, en la página 10 dije: “La tengo que hacer”.

- ¿En los ensayos no pensó en rajarse?

Hubo un momento en que pensé: “¡Dios mío, qué estoy haciendo!”, pero al mismo tiempo había una adrenalina increíble que me hizo seguir adelante. El texto de David Ives es de lo más inteligente y nunca dejas de encontrar cosas nuevas.

- Ha dicho que luego de “Amas de casa desesperadas” empezó a usar minifaldas. ¿Ha cambiado en algo con “La diva de las pieles”?

Desde niña he sido muy pudorosa, y con la actuación he aprendido a ser menos vulnerable. Adquieres cierto callito, aunque eso no significa que luego de esta obra vaya a salir con el látigo (ríe).

- Las fotos de la revista “GQ” no eran muy pudorosas ¿no?
Eran sugerentes, sensualonas, pero salí bastante tapadita. Sigo creyendo que hay una delgada línea entre lo que es buen gusto y lo que no.

- ¿Qué le hace decir “sí” a obras escabrosas como “Pájaro negro” y “La diva de las pieles”?
Han sido dos proyectos diferentes, pero tienen en común que te sacan de tu zona de confort. “Pájaro negro” fue desgarradora y “La diva de las pieles” es muy exigente desde el punto de vista actoral.

- ¿Sus papás ya vieron la obra?

La han visto más de una vez, les encanta. Es una obra fuerte, con momentos eróticos, pero no tiene nada de vulgar. Más que en el sexo, se centra en el abuso de poder en una relación.

- En otro tema, ¿diría que West Bentley es una belleza americana?
Todos los que hicieron “Belleza americana” son una belleza. Si te refieres a que es atractivo, sí lo es, pero también es bello por dentro, fue muy generoso conmigo en la filmación de la película (“Hidden Moon”).

- ¿En “Hidden Moon” le tocó hacer alguna escena con el senador priísta Francisco Arroyo?
Sí, sólo fue un cameo. Él hace el papel de un sacerdote.

- Debe ser extraño actuar al lado de un senador vestido de cura, ¿no?
Fue divertido. Es un hombre inteligente, sabe reírse de sí mismo.

- ¿Cómo fue la experiencia de hacer el filme “Preludio” en una secuencia?

Muy interesante y complicado. Fue algo parecido a una obra de teatro, con muchos ensayos. No sólo no debía haber fallas actorales sino tampoco de fotografía.

- ¿Se volvió más cafre al volante luego de doblar a Holley en “Cars 2”?

Ja, ja. No. Uno quisiera volar como Holley, pero no se puede en una ciudad como la nuestra, con tanto tránsito. Lo cafre se me ha ido quitando con el tiempo; antes mis amigos me decían que manejaba como hombre, aventando la lámina.
- ¿Hace anuncios de productos de belleza por convicción o por la lana?

Hago campañas en las que creo. Si no me gusta el producto, no lo anuncio ni por todo el oro del mundo.

- ¿Jamás anunciaría un producto milagro para bajar de peso?

Nunca debes decir “de esa agua no beberé”, pero espero no tener que hacerlo jamás. Cuando vendes tu imagen sin creer en lo que haces, pasa a llamarse prostitución.

- ¿Cuántos protagónicos de telenovela ha desechado en su carrera?

Bastantes. Tal vez más de 10.

- ¿A los 33 años el reloj biológico de la maternidad no se convierte en despertador con la alarma encendida?

No. Aún tengo tiempo para pensarlo, y si me hablan de reloj biológico, menos doy mi brazo a torcer.

- ¿Se inquieta cuando ve una película de Natalie Portman?

Ja, ja, un poquito. Desde chica todos notaban que había un parecido entre ella y yo. Para mí es un halago que me comparen con ella.

- ¿Leyó la novela “El perfume”?

Sí, es magnífica. Yo me rijo en muchos aspectos por el olfato.

- La pregunta de moda: ¿Hay tres libros que marcaron su vida?

Esteee, buenooo, yo diría, eeehhh (ríe). Ya en serio, son muchos, pero si sólo son tres, diría que en la infancia “El principito” (Saint-Exupéry); en la juventud, “Las tribulaciones del joven Werther” (Goethe); y de adulta, “Middlesex” (Jeffrey Eugenides).

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