El Universal | 14/07/2012 | 11:33
El pintor vienés Gustav Klimt, quien nació hace 150 años, marcó una ruptura con el arte de su tiempo, con la Academia y sus contemporáneos. La vigencia de su obra va más allá del tiempo; “tiene características de ruptura”, afirma la historiadora y crítica del arte Teresa del Conde. “En la muestra de expresionistas en Bellas Artes, que toca mucho esa época, y que es muy nutrida (aunque no puedas ver las cosas porque no hay luz), no se va a encontrar nada de Klimt, nada que se parezca a él. Klimt es ruptura desde antes, lo es con respecto a la Academia, frente al Expresionismo y a su secuela en la escuela europea, el Fauvismo”.
No existen pinturas del artista en museos del Estado mexicano. Para celebrar el 150 aniversario de su nacimiento, llegará a México una exposición preparada por el Ministerio Federal de Asuntos Europeos e Internacionales de Austria, que primero se verá en el Festival Internacional Cervantino, en Guanajuato.
Klimt, pionero del arte moderno exhibirá del 3 al 21 de octubre en el Museo Ex-convento Dieguino 15 paneles, con fotografías del artista, su familia, sus contemporáneos, los lugares que habitó, pintó y sus estudios en Viena, así como reproducciones de sus obras más importantes. La muestra se presentará después en la ciudad de México, aunque el lugar todavía no se ha definido, de acuerdo con información del Foro Cultural de la Embajada de Austria.
El guión de la muestra documenta los hechos más importantes en la vida y creación de Klimt y resalta su lugar en la Modernidad: “Gustav Klimt simboliza un periodo que hasta el día de hoy fascina y resuena: la época moderna. El artista dejó su huella, especialmente en Viena, y junto con Josef Hoffmann, Otto Wagner, Joseph Maria Olbrich, Richard Gerstl, Egon Schiele y Oskar Kokoschka, caracterizaron de forma determinante los años alrededor de 1900”.
La periodista Berta Zuckerkandl lo describió como el “creador de la mujer moderna”, de acuerdo con el guión de la exposición. Hizo con maestría muchas obras en dibujo y pintura con motivos eróticos, como nunca antes se habían realizado. Pero aquello no recibió un respaldo unánime: por mucho tiempo, al artista lo tildaron de hacer una obra pornográfica. Un lugar destacado en la muestra ocupa la historia de cómo se hizo El beso, obra en la que Klimt dio mayor realce a elementos decorativos, donde se aprecian pocos elementos del cuerpo.
Además de gran artista, Klimt siempre fue inquieto, buscó no sólo experimentar en formas sino no quedarse anquilosado. Fue promotor en distintas épocas de su vida de exposiciones nacionales e internacionales, de la apertura a nuevas disciplinas y talentos.En las exhibiciones acompañaba la pintura con algunas piezas de diseño gráfico, escenografía y artes decorativas.
En 1918, a la edad de 55 años, Gustav Klimt sufrió un derrame cerebral y murió. Es su amigo Schiele quien se encargó del epitafio: “Gustav Klimt / Un artista de increíble perfección / Un hombre de extraordinaria profundidad / Su obra es un santuario”.