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El arte mexicano con rostro de mujer

EL UNIVERSAL | 22/06/2012 | 08:29

Hay cuatro propuestas de tres creadoras contemporáneas que hacen más diverso, amplio y complejo el retrato femenino que se perfila en la exposición El rostro de la mujer. Un recorrido del siglo XIV al siglo XXI que abrirá el próximo 5 de julio en el Museo Nacional de San Carlos (MNSC).

En medio de cerca de 70 pinturas que representan la maternidad, la belleza clásica, la falta de expresión, la sumisión y el poder masculino, las obras de tres artistas mexicanas vivas expresan cómo a la mujer contemporánea no se le representa ya a partir de un dibujo literal.

Estos otros rostros pueden ser la expresión de una idea o muchas ideas: desde un elemento que las identifica -como lo son las medias de nylon-, hasta una revisión crítica del lugar de ellas para la religión o a partir de las creaciones de una artista frente a la violencia del país.

Son Marta Palau, Betsabeé Romero y Teresa Margolles las otras mujeres presentes en la exposición. En una muestra donde abundan los retratos clásicos, barrocos, con personajes cargados de atavíos de época, decorados, ambientes de salón, miradas llenas de devoción, jardines exquisitos y contextos que no le hacen daño a nadie, que son en su mayoría de artistas europeos, académicos, hombres -aunque en buena parte, anónimos- el espectador se encontrará con este espejo del arte actual.

Sólo en la Nueva España, hoy México, y en la que fuera la Nueva Granada, actualmente Colombia, hubo esa tradición de representar retratos de las monjas coronadas, ritual que tenía lugar al ingresar al convento o al fallecer. Esta tradición la expresa e investiga desde hace más de 15 años la artista Betsabeé Romero, quien en el Museo Nacional de San Carlos presentará las instalaciones Retratos de monjas coronadas y Globos de Santoya.

Las dos obras miran al pasado de aquellas mujeres, “niñas” -precisa la artista- que ingresaban a los conventos y terminaban “por ser parte del inmueble, de las columnas, de la arquitectura”, pero también persiguen llevarnos a la pregunta por el lugar de las mujeres hoy en esos centros de encierro y, en general, para las religiones e iglesias.

“Ha habido más énfasis acerca de las patologías de sacerdotes pederastas, pero las monjas han padecido y padecen una represión digna de ser cuestionada. Parece un tema anticuado pero no lo es, se trata de la educación laica, hay que traer a la memoria el encierro de estas mujeres”, dice Betsabeé Romero.

Como en el Retratos de monjas… también hay un diálogo con pinturas del pasado en la obra de Marta Palau. Cascada, que aparece en la sala frente a la pintura del siglo XVIII Diana sorprendida en el baño por Acteón, es una instalación hecha a partir de medias de nylon que fue creada en 1978 por la artista (nacida en España en 1934, pero afincada en México).

Esta es una pieza de la UNAM que, en el texto del catálogo de la exposición, dedicado a las obras contemporáneas, Angélica Abelleyra describe de la siguiente manera:

“Río, salto, caída; fetiche que nos transporta a largas piernas femeninas o a líquido masculino dador de placer y vida, la instalación es presencia que emana aires envolventes. Ofrenda un paisaje acuoso donde Palau investiga en los conceptos mágicos y sensuales de la vida”.

Finalmente, la exposición registra uno de los trabajos de Teresa Margolles en torno de la violencia; no es una pieza puesta en diálogo con otras de la muestra y tampoco es una obra que en esencia persiga reflejar el rostro femenino. Se llama En el aire y es una obra de 2003 que pertenece a la colección de Patrick Charpenel y que está en comodato en el MUAC. Carmen Gaitán, directora del MNSC, describe que es obra hecha de pompas de jabón que salen del agua con que se limpian los cadáveres del Semefo.

De las artistas contemporáneas en la muestra, Gaitán dice: “La museografía incluye poner en sitios estratégicos espejos para sugerir la pregunta ¿quién es hoy el que nos visita?, ¿cuál es su parte femenina? Es una exposición de corte femenino y feminista. Son cortes a partir de los cuales el público podrá estar ante una obra contemporánea; no podemos limitarnos a hacer exhibiciones contemplativas, sino que provoquen algo más. Quisimos que estuvieran tres artistas contemporáneas como referencias; si por una parte está el arte internacional, europeo, de siglos atrás, es necesario saber qué dicen nuestras mujeres artistas hoy”.