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TV, Alimento Intelectual

Plano Informativo | 20/02/2012 | 11:23

En México, un país donde el sistema televisivo dominante es un duopolio, la calidad de la televisión se maneja entre lo grotesco, mediocre e interesante. Las dos televisoras, Tv Azteca y Televisa, tienen como fortaleza sus programas noticiosos y de entretenimiento; en los noticiosos la calidad de los informantes es bastante aceptable, en el de entretenimiento, los protagonistas rayan en la ignorancia y el escándalo.

La llegada de la televisión, socialmente ha tenido una penetración impresionante, durante  el siglo XXI, las televisoras no sólo son artilugios que llevan entretenimiento y publicidad al seno de la familia, son efectivas herramientas de control mediático; gran parte de la sociedad da como un hecho cualquier acontecimiento narrado televisivamente.

Las cadenas televisivas de cada país, incorporan cada cual, el desarrollo social, cultural, académico y profesional de la nación en la que emiten. Se dice que los pueblos tienen el gobierno que merecen, modificando las ideas, se puede decir que los pueblos tienen los programas televisivos, no que merecen, pero sí que gustan.

Las dos televisoras mexicanas, Tv Azteca y Televisa, de acuerdo a las condiciones políticas del momento y a sus intereses particulares, se alían o rompen con el gobierno en turno; sofocan, linchan al enemigo que ha caído en la desgracia de interponerse a sus intereses.

En México, se producen muy pocos programas que contribuyen a mejorar el nivel cultural, generalmente se realizan por encargo, obligatoriedad o por campañas tendientes a la evasión legal de los impuestos. 

En este país  la lectura de libros es de las más bajas del mundo, los alumnos universitarios leen entre 0.9 y  5.1 libros por año.

La penetración televisiva en México es impresionante, por lo tanto, una programación de calidad ayudaría a elevar la culturización positiva de los mexicanos.

Hoy la televisión crea falsas necesidades y postula que la felicidad se consigue con el éxito, fruto del bienestar económico y social, convirtiéndose éstos en los mayores deseos de las personas.

¡Pero no se alarmen!, también puede cumplir con su verdadera función y ser un excelente medio de información y diversión, si existiesen mexicanos educados, críticos y selectivos, capaces de deshacerse de mensajes subliminales innecesarios.