Mujeres, personas con discapacidad y ubicadas como parte de la diversidad sexual, es en donde más se reflejan prácticas de discriminación en San Luis Potosí, por lo que urge una mayor educación al respecto si se quieren frenar este tipo de conductas a favor de la tolerancia, advirtió la Dirección de Equidad y No Discriminación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).
Debido a estas actitudes discriminatorias, en 2010 la CEDH procesó tres quejas formales por cuestión de discriminación y en lo que va del año llevan son ya seis los casos.
De acuerdo a Carlos Enrique Arreola Sánchez, director de esa área, los grados y tipos de discriminación son variables según cada sector de la población considerado como vulnerable, por lo que los efectos son diversos en cada persona.
Sin embargo, el común entre todos ellos es la falta de una queja formal al respecto por miedo a evidenciar la causa de la discriminación o a sufrir represalias como consecuencia de defender sus derechos.
El principal grupo poblacional que es discriminado en la entidad son las mujeres: “esto en principal medida por la cantidad de personas que representa, estamos hablando de un alto porcentaje que representan”, señaló.
Las mujeres son discriminadas al no otorgarles las mismas prestaciones u ofrecerles menor sueldo por condiciones de sexo. Además de que es complejo que puedan acceder a los “techos de cristal” debido a que se les coloca en puestos para “servir”, como las áreas de asistencia o en la vacante de asistentes.
Otro tipo de discriminación que padecen las mujeres es el acoso o las faltas de respeto en cuestiones de género, fuera de un ambiente laboral y familiar.
Según la información de la CEDH, en segundo lugar se encuentran los discapacitados a quienes se les discrimina al no darles empleo y por la falta de accesibilidad a edificios públicos. “Eso es algo de lo que recibimos muchas quejas, ya que a pesar de que está marcado en una Ley algunos edificios públicos no cuentan con rampas o elevadores que les ayuden a un buen desplazamiento”, refirió Arreola Sánchez.
Después de las personas discapacitadas, son los sectores ubicados dentro diversidad sexual los que sufren de mayor discriminación. Y es que se han detectado casos en los que se les niega una oportunidad laboral o son víctimas de un despido por sus orientaciones sexuales. Sin embargo, la falta de tolerancia social hacía su manera de ejercer libremente su sexualidad origina que este grupo sea víctima no solo de ofensas por parte de la población, pues se ha detectado que se les niega el acceso a algún lugar de diversión o no se les quiere brindar un servicio a pesar de que van a pagar por ello.
Por si fuera poco, la gente con diversidad sexual padece además de hostigamiento policiaco: “tuvimos un caso en el que una patrulla se llevó a una pareja de hombres por estarse besando, los acusaron de faltas a la moral y los trataron muy mal, hubo abuso policiaco”, denunció.
Junto a ellas, se ubican las personas portadoras de VIH/ SIDA, quienes son delegadas y confinadas a “rincones” en donde no puedan “contagiar” a sus compañeros de trabajo. “Los relegan o incluso los despiden, nos hace mucha falta la cultura de la tolerancia y el respeto”.
El director de Equidad y No Discriminación de la CEDH añadió que las personas que padecen de VIH/SIDA sufren también de discriminación en el sector salud, en donde se ha detectado que se les trata de mala manera, se les niegan los medicamentos o incluso la atención.
Finalmente, en esa escala de personas que sufren la discriminación se ubican los estudiantes, quienes sufren de malos tratos por parte de sus maestros quienes los hostigan al ponerles apodos y darles un tratamiento distinto al de sus compañeros por sus creencias, capacidad intelectual, nivel socioeconómico e incluso su físico.
“Lo más lamentable en todos estos casos es que no son denunciados debidamente, muchas veces aquí con nosotros se queda en quejas y más adelante ya no quieren proceder. Es triste, pero en San Luis Potosí nos falta mucha educación en materia de Derechos Humanos y que la propia gente conozca que nadie tiene derecho a transgredirlos. De manera constante hacemos campañas y trabajos de información, pero hay gente que se niega a hacer conciencia al respecto”, señaló.
A nivel nacional
De acuerdo a la Encuesta Nacional Sobre Discriminación en México 2010, realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), cuatro de cada diez mexicanos no estarían de acuerdo a que en su casa vivieran homosexuales y lesbianas.
Además, tres de cada diez declararon que están en contra de vivir bajo el mismo techo que una persona con VIH/ SIDA.
También, según los resultados de esa encuesta, el principal problema para la población homosexual es la discriminación, seguida de la falta de aceptación. Y es que según la encuesta las personas con diversidad sexual han sufrido de intolerancia a la hora de recibir servicios médicos, situación que se agrava con las lesbianas pues el 16% de ellas dijo haber sufrido de malos tratos en una consulta, en tanto que solo el 10% de hombres homosexuales han vivido esta situación.
Como consecuencia, se cree que en nuestro país se respetan muy poco o nada los derechos de los indígenas y los homosexuales.
Entre otros datos que arroja ese estudio está el hecho de que un alto porcentaje de personas considera que en México se golpea mucho a las mujeres y que a los adultos mayores no les dan trabajo y que a los niños se les pega mucho bajo el argumento de que obedezcan.
En cuanto a las mujeres se refiere, la encuesta revela que en México se considera que el principal problema para las mujeres por cuestión de sexo les afecta en conseguir empleo seguido de ser blanco fácil de la inseguridad.
Con respecto al respeto a los migrantes centroamericanos, el 29% de los encuestados manifestó que creen que no se les respeta nada y el 27% cree que “poco”.
En San Luis Potosí, el 40% de la población que pertenece a alguna etnia considera que es discriminada a la hora de conseguir trabajo.
En el área comprendida por Durango, Zacatecas y San Luis Potosí, más de la mitad de los encuestados considera que en su barrio o colonia no hay tolerancia hacía las minorías religiosas.
En tanto que el principal problema para las trabajadoras domésticas es el salario bajo.
Finalmente, los datos de esa encuestan indican que cuatro de cada diez personas creen “sano” llamar a la policía cuando ven un grupo de jóvenes cerca de su casa.