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La casa 670 de García Diego: los gritos se escuchan todo el día...

Paulina Bárcenas | Plano Informativo | 14/10/2011 |

De la casa marcada con el 670 en García Diego, emergen gritos de angustia y desesperación. Se tejen ahí historias de sufrimiento para sus habitantes.

A simple vista pareciera ser una vivienda abandonada, pues no se ve que nadie entre ni salga en largos lapsos de tiempo y las habitaciones que dan a la calle se encuentran apagadas y sin cortinas.

Sobre el portón negro hay un alambrado de púas que indica, en su lenguaje, que los propietarios han decidido tomar medidas de seguridad más que suficientes para una casa "normal". Las protecciones en las ventanas no dicen nada, sino hasta que se les pone demasiada atención y se detecta que fueron hechas de un material especial y que para nada son estéticas.

Si se pasa por el lugar se creería que es como cualquier otra vivienda, sin embargo se trata de una clínica de atención psiquiátrica que está rodeada de casas y vecinos que son testigos de los maltratos  que de día y noche sufren sus pacientes.

Dentro de ella, se encuentran cerca de cuatro habitaciones y un patio trasero no mayor a cinco metros cuadrados –de acuerdo a las denuncias de los vecinos- que sirve como resguardo de personas con problemas psiquiátricos y que opera desde hace por lo menos tres años sobre la calle de García Diego.

Las condiciones en las que se encuentran sus pacientes, los gritos de dolor, la poca seguridad y el hacinamiento en el que están los habitantes, han provocado que en diversas ocasiones los vecinos de la manzana reúnan firmas para solicitar la reubicación del lugar, una demanda que hasta el momento no ha sido atendida.

De acuerdo a testimonios recabados en la zona, las ventanas de los vecinos que dan al patio de esta clínica -de la cual desconocen si funciona o no con permisos- permiten ver cómo se tienen mezclados en un mismo espacio a mujeres, hombres y niños con diversos problemas psiquiátricos y psicomotores. Por si fuera poco, en dos ocasiones se ha intentado fugar una mujer, lo cual pone en situación de alerta a  quienes viven cerca.

"Hace como un año esa mujer se quiso escapar pero lo hizo por una de las bardas laterales, esa vez la vimos pasar por las ventanas pero iba con un cuchillo en la mano y por supuesto que nos asustamos muchísimo". En aquella ocasión -continúa- se le llamó a la policía, sin embargo tardaron en llegar una hora y no hicieron más por denunciar las condiciones en las que habitan sus pacientes.

"Hace mucho, como tres años pusieron un letrero que decía 'Servicio de asistencia para personas con discapacidades y padecimientos mentales', pero después lo quitaron. Pensamos que ya lo iban a cerrar, sin embargo siguió operando día y noche. No sabemos a ciencia cierta quién los cuida, pero sí vemos que a veces el dueño viene en una camioneta, se está ahí un par de horas y se va", dice otro de los testimonios.

Algunas personas dieron acceso a Plano Informativo a sus patios traseros, donde se pudo constatar las circunstancias en las que viven. Ahí, se ven dos cuartos con pequeñas ventanas por las que se alcanzan a observar varias literas y una evidente condición de hacinamiento, sin contar desde luego con que el inmueble carece de mantenimiento. Como si fuera una pequeña cárcel, el patio trasero también tiene un alambrado de púas, en forma circular.

"Sus gritos se escuchan todo el día, en la noche sabemos que están ahí aunque ya no gritan mucho. Los que pueden hablar nos dicen: vecinos, vecinos, como esperando que los podamos ayudar", denuncia otro de los colonos.

De igual manera cuenta que quienes los cuidan  gritan con prepotencia: "¡Cállate, cállate!". En un tono agresivo con el que someten y humillan a los internos.

"Además, a veces escuchamos como si los tuvieran amordazados, siguen pidiendo ayuda pero sus gritos son como ahogados".

Pese a todo ello, hasta el momento ninguna autoridad ha intervenido a favor de los pacientes y los vecinos, el lugar se mantiene en operación ahí en una zona habitacional. Quizá nadie que transite por el lugar se imagina el horror del día a día de quienes viven en esa zona.