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Historias de violencia en el futbol mexicano

Los casos de violencia que han afectado al balompié mexicano no son un hecho aislado, como se ha dicho, ni se limitan tampoco a la agresión en el estadio Territorio Santos Modelo.

Lamentable, pero cierto: los casos de violencia que han afectado al balompié mexicano no son un hecho aislado, como se ha dicho, ni se limitan tampoco a la agresión en el estadio Territorio Santos Modelo, sino a otros hechos desagradables que han tenido en vilo a los aficionados por su propia seguridad y la de sus ídolos.

El caso de Salvador Cabañas es por más conocido, así como el de Ignacio Flores; pero hay otros como el del 8 de marzo de 1971, cuando Luis Estrada, del León, y Jesús Prado, del Cruz Azul, fueron baleados en Guadalajara por desconocidos tras una fiesta.

Estrada tenía una fractura en la apófisis espinosa de la séptima vértebra cervical. Prado recibió un tiro en el muslo de la pierna izquierda.

A finales de 1972, Jesús “El Pelón” Silva, ex jugador de Atlas y Veracruz, murió asesinado en Guadalajara a manos de un dirigente de la CROC, Félix Zermeño Venegas, afuera de las oficinas de la central obrera.

El 3 de junio de 1974, Octavio “El Centavo” Muciño, delantero de las Chivas y ex de Cruz Azul, murió luego de recibir tres impactos de bala de Jaime Muldoon Barreto cuando salía del restaurante-bar “Carlos O’Willis, en Guadalajara”, la madrugada del 1 de junio.

Casualmente lo acompañaba Jesús Prado, involucrado tres años antes en la balacera con “El Chino” Estrada.

Jaime López Salazar, defensa central de Chivas, fue acribillado de 10 tiros el 27 de junio del 74.

LE SALIÓ BARATO A EL TANQUE

El 8 de agosto de 1974, Carlos Miloc, ex técnico del San Luis, tuvo un incidente con el reportero Luis Rolando Palencia del diario “El Sol de San Luis”.

Lo agarró a golpes y el periodista le sacó una pistola. Miloc dice que Palencia traía el arma en la cintura y nunca trató de usarla y él nunca se percató de ello, le dio un golpe y la pistola se cayó. “Me dijeron que aquello me había salido barato”, cuenta “El Tanque”.

En la Liguilla de ascenso de la campaña 75-76, en un encuentro entre Morelia y San Luis de Miloc en tierra purépecha, el 1 de julio de 1976 se armó el infierno. Ganaron los sanluisinos 2-1, con invasión de cancha, enfrentamientos entre aficionados y policías. Hubo hasta balazos y al menos un herido.

En diciembre de 1977, tras el encuentro entre Tecos y Leones Negros (3-3) en el estadio 3 de Marzo, Marcos Rivas, de la UdeG, fue amagado a través de la alambrada del inmueble por un sujeto con una pistola cuando se dirigía al vestidor, mientras alguien más le arrojaba un par de botellas de licor que no le dieron.

ENTRADA FATAL

A los 89 minutos del juego entre Tampico y América del 9 de diciembre de 1979 hubo una bronca cuando Armando Manzo salió expulsado por una falta sobre Sergio Lira. Cuando Manzo se dirigía al vestidor, Narciso Ramírez le dio un codazo y cayó al suelo.

Se armó la gresca y muchos de los aficionados intentaron agredir a Mario Rubio, hasta que la turba se disolvió al escuchar disparos que venían de afuera del estadio, donde fueron heridas dos personas, pero no de gravedad. Uno recibió un impacto en la pierna izquierda y el otro en el glúteo del mismo lado. No se detuvo a nadie.

El 26 de abril de 1981, tras el juego entre Zacatepec y Tecos en el estadio “Agustín `Coruco´ Díaz” (4-3), el público invadió el terreno buscando al árbitro Marco Antonio Dorantes, a quien culparon por la derrota, y a los jugadores universitarios.

La afición apedreó los vestidores del visitante y de Dorantes y sus hombres, así como el camión de los primeros. La policía judicial echó balazos al aire para calmar y dispersar a la turba.

El 19 de mayo de 1985, Zacatepec descendió por quinta ocasión a Segunda División. Enfrentó al Necaxa por el no descenso y perdió 3-1 global.

La afición destrozó el estadio “Agustín `Coruco´ Díaz”, peleó entre sí con botellas, palos y a mano limpia. Arrancaron las porterías, los altavoces, las mallas que delimitaban el campo; bombardearon el vestidor local con piedras, botellas e insultos. Rompieron vidrios y tiraron balazos al aire”.

“Es el infierno”, se escuchó en el vestidor. Todos: jugadores, cuerpo técnico, policías y periodistas se tiraron al suelo. Hubo 70 heridos, ninguno de bala.

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