Consideramos basura todo aquello que ya no nos sirve.
Tiramos bolsas y empaques, arrojamos la fruta que ya no podemos comer, el vidrio que se rompió y el trapo que ya no utilizamos.
Algunos, lamentablemente todavía tiran la basura en cualquier lugar, por eso están sucias nuestras calles.
Otros, nos consideramos educados porque acostumbramos a depositar la basura en su lugar. Creemos que con esto, ya hemos cumplido. Sin embargo, el problema de la basura no se resuelve.
En México producimos cerca de 95 mil toneladas de basura diarias. En la Capital de San Luis Potosí, la basura que más se genera es la doméstica, con aproximadamente 950 toneladas diarias, siendo el municipio donde más residuos se producen.
“El 10 por ciento de las personas ya separa la basura en orgánica e inorgánica. Separar la basura crea un beneficio a partir de generar una cultura responsable en la casa, escuela u oficina… separada aunque el camión recolector la aplaste, facilita a los pepenadores de 3 a 5 días, ellos viven de eso y nuestros rellenos sanitarios tienen más tiempo de vida”, aseguró Manuel Barrera Guillén, Secretario de Ecología y Gestión Ambiental de San Luis Potosí.
La Secretaría de Economía y Gestión Ambiental de Gobierno del Estado de San Luis Potosí, desde su competencia, inició acciones al respecto, como un programa de separación de basura denominado: “Separada ya no es basura” y un programa de educación ambiental para las autoridades municipales, que les permitirán conseguir recursos para construir sus propios rellenos sanitarios.
El destino final de la basura es el tiradero de Peñasco, donde los pepenadores juegan un papel muy importante a la hora de separar la basura, y juntar el material que les sirve para poderlo vender y así pueda ser reciclado.
“Es muy importante que la ciudadanía comprenda lo importante que es disponer de nuestros residuos sólidos para poderlos reutilizar y reciclar” mencionó Barrera Guillén.
El reto está en nuestra forma de pensar, ya que todo lo que desechamos lo consideramos basura, algo que debemos tirar y de lo que no queremos saber más. Pensamiento que va en contra del modelo de aprovechamiento de los recursos, propio de la naturaleza.
Es claro que cuesta dinero y trabajo reciclar nuestros residuos, pero a la larga cuesta más dinero seguir obrando como lo hacemos ahora, ya que el daño que causamos a nuestros recursos naturales y a nuestro planeta no tiene precio.