columnas

La última línea del año

Vértice

Amigas y amigos de Plano Informativo, dicen los que saben, quetodo año merece un cierre, que no un punto final definitivo, sino una pausa breve, de esas que permiten levantar la vista del papel, sacudir la pluma y respirar antes de volver a escribir.

Esta es precisamente esa pausa. Es esa pausa de la que hablan los sapientes, los clásicos.

La última semana del año siempre llega con una carga especial, balances no escritos, silencios largos, agradecimientos pendientes. Y hoy quiero usar este espacio que durante meses fue casa de opiniones, ideas, dudas y uno que otro disparate, para decir algo sencillo, pero necesario, hoy le quiero decir ¡muchas gracias!

Gracias a quienes leyeron con atención.
Gracias a quienes discreparon con argumentos.
Gracias incluso a quienes fruncieron el ceño, cerraron la columna y pensaron, “no estoy de acuerdo”.
Porque también ahí, en el desacuerdo honesto, hay diálogo.

Este año me regalaron algo que no es menor, me dieron Ustedes la oportunidad de afilar la pluma.De escribir mejor, de pensar más lento cuando era necesario, de incomodar cuando tocaba y de acompañar cuando el momento lo pedía. No siempre se logra. A veces se falla. A veces se exagera. A veces se patina. Pero escribir, como pensar, es un ejercicio que solo mejora cuando alguien, del otro lado, decide leer.

Aquí hubo ideas serias y ocurrencias espontáneas.
Hubo columnas meditadas y otras nacidas de la entraña.
Hubo intentos por entender el mundo… y otros por reírnos un poco de él.

Y todo eso fue posible porque ustedes amigas y amigos lectores de Plano Informativo hicieron algo que hoy no es tan común, regalaron tiempo.
Tiempo para leer.
Tiempo para reflexionar.
Tiempo para disentir o asentir.

En una época donde todo compite por atención inmediata, detenerse a leer una columna es casi un acto de resistencia. Y eso no se da por sentado.

Escribir nunca ha sido para mí un acto de certeza absoluta. Al contrario, escribir es exponer dudas, ordenar ideas, a veces incluso contradecirse. Pero también es compartir una manera de mirar el mundo, con honestidad intelectual y con la convicción de que pensar sigue siendo necesario.

Este año confirmé algo bien importante.
Conformé que las ideas no valen por ser propias, sino por ponerlas en la mesa.
Por abrir conversación.
Por invitar a la reflexión, aunque incomode.

Cerramos un ciclo. Pero seguro vendrá otro.
Con nuevos temas, nuevas preguntas, nuevas palabras que todavía no existen, pero que encontrarán su forma. La pluma se guarda unos días, no por cansancio, sino por respeto al silencio que también enseña.

No me resta más que desearles Felices fiestas, y que estos días traigan calma, encuentros sinceros y el descanso que también nutre al pensamiento, y que el 2026 llegue con salud, claridad y carácter. Llegará con energía de esa que exige ideas a la altura y mi pluma estará lista para enfrentarlo, para volver a pensar, escribir y debatir con la misma convicción.

Gracias por leer.
Gracias por estar.
Gracias por permitir que este espacio sea, semana a semana, un lugar de encuentro.

Nos leemos pronto.
El año se va…
la conversación continúa.

Como dijo Gustavo Cerati en 1997.

¡GRACIAS TOTALES!

 

De corazón, gracias por su lectura.

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