¿Somos dueños de nuestros destinos? O, ¿lo que nos toca decidir, lo deciden otros forzándonos a vivir como aquellos quieren?
Tiempo de reflexiones y, cada quien tendrá las suyas. La consciencia personal, dictará muchas ideas de lo que ha sido, y de lo que se quiera hacer. En el escenario entra la seguridad de que la consciencia colectiva está casi perdida, no queda duda.
Solo en casos de extrema urgencia y, muy contados, aparece el pensar en los demás, quizás tratando de ser el héroe de alguna situación fortuita e fugazmente se atraviesa en nuestras vidas, haciendo caso a la adrenalina que empuja a buenas obras hechas por los demás en momentos de peligro para los demás.
De ahí, no más. Construimos durante décadas un país que, a fuerza de exigencias ciudadanas, se desvaneció en el impulso del populismo y se destruyeron los equilibrios de poder, centralizando todo. Las “ayudas” del dinero público y, los abusos del pasado, sin negarlo, hicieron presa a un pueblo noble, el de Mexico, de quienes sostienen el poder, de casi todos ellos y sin importar la fuerza política que tenga la condición del País.
Amenazados y reprimidos se ha perdido la libertad de expresión; no hablo de los descalificativos sin fundamentos principalmente en redes sociales, odiosos siempre y si, de los equilibrios de libertad de expresión, los serios, los que si buscan establecer una defensa de los intereses colectivos legítimos de la expresión que, pueda establecer criterios objetivos.
La semana pasada escribí sobre el secuestro de los ciudadanos, que a través de las “leyes” y sus hacedores, nos a hecho cautivos de lo que ellos piensan que está bien, atentando desde los escritorios, a nuestras libertades y, por ellos respondiendo a los intereses de quienes ostentan el poder, efímero por cierto para las personas, pero dañino para los destinatarios por largo tiempo.
Si al término de este año, la mayor parte de las personas hacen sus propósitos, sería extraordinario recurrir al crecimiento de la consciencia colectiva, dando poder al impulso del poder ciudadano y recuperar lo perdido en libertades reales y no ficticias como ahora.
Tarea que se antoja muy complicada, pero no imposible. Tiempo de reflexión y tiempo de promesas: total, si las promesas personales generalmente no se cumplen, las colectivas menos pero, en la lucha hay que permanecer hasta que se acabe la cuerda de esto que se llama vida.
Hagamos que nuestra Patria recupere el sentido verdaderamente social y colectivo.
@jaiemchalita