San Luis Potosí, SLP.- Lejos de verse como una carga económica, la entrada en vigor de la Ley Silla ha comenzado a sacudir la dinámica interna de comercios y negocios de servicios en México, obligando a replantear la forma en que se organizan las jornadas laborales. Así lo expuso Fabiola Mejorada Hernández, vicepresidenta de Servicios de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur), al señalar que el verdadero desafío no está en el gasto, sino en la adaptación de los procesos de trabajo.
Con el plazo de implementación vencido desde el pasado 14 de diciembre, la nueva reglamentación impacta de manera directa al sector terciario, especialmente a las micro, pequeñas y medianas empresas. Ante ello, Canaco ha intensificado una estrategia de difusión para informar a los establecimientos sobre los alcances de la ley y la urgencia de cumplirla.
Mejorada Hernández subrayó que la inversión requerida es relativamente baja, ya que se limita a la adquisición de sillas adecuadas conforme al nivel de riesgo de cada actividad. No obstante, reconoció que el cambio más significativo será reorganizar las rutinas laborales para garantizar pausas de descanso a los trabajadores, una medida que implica ajustes cotidianos en la operación de los negocios.
Este nuevo esquema representa un reto desigual, pues cada giro comercial enfrenta condiciones distintas. Aun así, la dirigente empresarial insistió en que el cumplimiento es ineludible y aseguró que ya se observan avances importantes entre los afiliados.
Con el inicio de las inspecciones por parte de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), desde Canaco se lanzó un llamado puntual a las micro y pequeñas empresas para atender la normativa y evitar sanciones. La Ley Silla, más que una obligación legal, comienza a perfilarse como un cambio cultural que busca dignificar las condiciones laborales en el comercio y los servicios.
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