Opinión
Durante las fiestas decembrinas, la cocina se convierte en uno de los principales espacios de encuentro y celebración. En el semidesierto potosino, estas fechas han estado históricamente marcadas por una cocina que dialoga con el entorno: austera en apariencia, pero rica en saberes, técnicas y significados.
La cocina festiva de esta región no se basa en la abundancia, sino en el conocimiento profundo del territorio. Ingredientes como el maíz, el chile seco, las semillas, las hierbas aromáticas y las frutas de temporada han dado forma a platillos que acompañan celebraciones familiares, rituales religiosos y reuniones comunitarias.
En estas fechas es común encontrar tamales y gorditas de maíz rellenos de guisos sencillos, atoles y bebidas calientes endulzadas con piloncillo, dulces de frutas del semidesierto como el tejocote o la tuna, así como preparaciones con quelites, nopales y semillas. Son platillos que hablan de una cocina de aprovechamiento integral, donde cada ingrediente tiene un sentido y una historia.
Más que recetas fijas, se trata de prácticas culinarias transmitidas de generación en generación: el secado, la molienda, la conservación y la cocción lenta como estrategias para transformar ingredientes sencillos en alimentos cargados de memoria. En este contexto, cocinar en fiestas decembrinas es también un acto de identidad y continuidad cultural.
Cocina regional y sostenibilidad
Volver a la cocina del semidesierto potosino en estas fechas implica también una reflexión sobre la sostenibilidad. Se trata de una cocina que, desde hace décadas, práctica lo que hoy nombramos consumo responsable: el respeto por la temporalidad, el uso completo de los alimentos, la reducción del desperdicio y el cuidado del entorno. Mirar estas tradiciones nos permite repensar nuestras mesas festivas desde una lógica más consciente y cercana al territorio.
Libros y recetarios para celebrar desde la memoria
Para quienes desean profundizar en esta riqueza culinaria, existen publicaciones fundamentales que documentan y resguardan estos saberes:
? Cocina popular del Altiplano Norte: Charcas, Matehuala y Real de Catorce, coordinado por Miguel Iwadare.
? La cocina popular de Cerritos, de Mariana Guerrero Herrera y Gerardo López Guerrero.
? Diversos recetarios regionales resguardados en la Biblioteca Casa Doña María Pons, que dan cuenta de la cocina cotidiana y festiva del semidesierto potosino.
En estas fiestas, volver a la cocina regional es una invitación a celebrar desde el territorio, a reconocer en cada platillo una forma de patrimonio cultural vivo y a entender que cocinar también es una manera de cuidar la memoria, la comunidad y la tierra que nos sostiene.
¡FELICES MESAS!
María Cecilia Padrón Quijano