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Ambulantaje se normaliza bajo el disfraz de protesta

El comercio informal sin control en el Centro Histórico

San Luis Potosí, SLP.- La ocupación constante de plazas y vialidades del Centro Histórico de San Luis Potosí por comercio informal ha dejado de ser un hecho aislado para convertirse en una práctica tolerada por la falta de acción de las autoridades municipales, advirtió la presidenta de la asociación Nuestro Centro, Mónica Eredia.
 
Desde su perspectiva, la omisión municipal ha permitido que espacios emblemáticos, como Plaza de Armas, sean utilizados de manera recurrente para la venta irregular de productos, particularmente en temporadas de alta afluencia. Lo preocupante, señaló, es que estas actividades suelen justificarse como manifestaciones, cuando en los hechos operan como vendimias sin regulación ni control.
 
Eredia subrayó que, si bien el derecho a la libre expresión es incuestionable, su uso como argumento para instalar comercio informal termina por distorsionar el sentido del espacio público y generar afectaciones directas al entorno urbano. La saturación de banquetas, el cierre parcial de calles y la invasión de zonas de paso han impactado no solo al comercio establecido, sino también a peatones, familias, adultos mayores y turistas que transitan por el primer cuadro de la ciudad.
 
El problema, dijo, no se limita a un solo punto. Pasajes del Centro Histórico y áreas de intenso flujo vehicular y peatonal también registran desorden, incluso en zonas donde el transporte público realiza ascensos y descensos de pasaje sin condiciones adecuadas, obligando a las personas a caminar por la calle y exponerse a accidentes.
 
En el ámbito económico, la dirigente empresarial alertó que esta situación genera una competencia desigual. Mientras los negocios formales enfrentan obligaciones fiscales, permisos y normas sanitarias, el comercio informal capta consumidores con productos de baja calidad, desviando ventas en un contexto económico ya adverso.
 
Para Nuestro Centro, las plazas públicas no deben convertirse en mercados improvisados, ya que su función principal es la convivencia, el esparcimiento y la identidad urbana. Eredia recordó que existen mercados y espacios comerciales diseñados para estas actividades, sin necesidad de afectar el orden, la movilidad ni la seguridad en el corazón de la ciudad.
 
Finalmente, hizo un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno a asumir una postura clara y atender el problema de fondo, antes de que la normalización del desorden termine por deteriorar aún más la imagen del Centro Histórico. Asimismo, exhortó a la ciudadanía a tomar precauciones al acudir a la zona, ante los riesgos que implica la alta concentración de personas y la falta de control en el uso del espacio público.
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