Opinión
Una historia que vive en millones de hogares
Hablar del IMSS es hablar, en realidad, de nuestra propia historia. Pocas instituciones en México han estado tan presentes en la vida cotidiana de las familias como el Instituto Mexicano del Seguro Social. Todos, sin excepción, tenemos una historia cercana con el IMSS: el nacimiento de un hijo, una cirugía de urgencia, una incapacidad, una consulta que llegó a tiempo, una enfermedad superada o incluso una despedida acompañada con dignidad. Desde su creación en 1943, en pleno impulso del Estado social mexicano, el IMSS no solo cambió la manera de atender la salud, sino que transformó la relación entre el trabajador, la familia y el Estado. Con los años, se convirtió en la columna vertebral del sistema de seguridad social del país.
De proyecto nacional a referente internacional
Con el paso de las décadas, el IMSS creció hasta convertirse en uno de los sistemas de seguridad social más grandes de América Latina. Hoy atiende a más de 70 millones de derechohabientes, opera miles de unidades médicas y hospitales en todo el país y concentra uno de los cuerpos médicos más grandes del continente. Estudios de universidades como la UNAM, el Colegio de México y organismos internacionales como la OIT han reconocido al IMSS como un modelo de seguridad social de carácter solidario, que permitió a México construir durante décadas un sistema de protección que integró salud, pensiones, riesgos de trabajo y prestaciones sociales. Por mucho tiempo, el IMSS fue ejemplo de cómo un país en desarrollo podía apostar por un modelo de salud universal ligado al trabajo formal.
La institución que hoy sostiene el peso del futuro
Con el paso del tiempo, el modelo también empezó a resentir la presión demográfica, el envejecimiento de la población, el crecimiento de enfermedades crónicas, la transición epidemiológica y, sobre todo, la enorme desigualdad social. Hoy el IMSS no solo atiende a trabajadores formales, sino que se ha convertido en el principal soporte operativo del sistema de salud nacional. En los hechos, es la institución que más carga sanitaria absorbe y la que, en buena medida, está llamada a sostener el futuro de la salud pública en México. Ese tamaño, esa responsabilidad y esa presión explican muchos de sus problemas… pero también su enorme valor.
Mi historia personal con el IMSS
Hace más de veinte años tuve la oportunidad de iniciar mi carrera en el servicio público dentro del IMSS, como ejecutor fiscal. Ahí entendí, desde dentro, no solo la complejidad administrativa de la institución, sino su enorme impacto social. Aprendí cómo cada cuota, cada trámite, cada procedimiento y cada acto administrativo sostenía, en realidad, miles de servicios médicos, tratamientos, pensiones e incapacidades. Fue en el IMSS donde comprendí el verdadero significado de servir al Estado cuando ese servicio se traduce en bienestar para las personas. Por eso, más allá de cualquier crítica válida, siempre le guardaré un profundo respeto y agradecimiento como institución formadora.
El dato jurídico: el derecho a la seguridad social
El artículo 123 constitucional establece el derecho de las personas trabajadoras a la seguridad social, y de ahí emana la Ley del Seguro Social, que da sustento legal al IMSS. No se trata solo de una prestación laboral: es un derecho humano reconocido también en tratados internacionales. El IMSS no es un lujo, no es un favor del gobierno, no es una concesión política. Es una obligación del Estado y un derecho de millones de familias mexicanas.
Lo que falta por hacer: fortalecer sin destruir
Los retos del IMSS son evidentes: saturación de servicios, tiempos de espera, desabasto intermitente, infraestructura envejecida, presión financiera y desgaste del personal médico. Pero también es cierto que ninguna otra institución en México podría absorber hoy esa carga. Por eso, más que debilitarlo, urge fortalecerlo con una visión de largo plazo: inversión real en infraestructura, profesionalización permanente del personal, uso inteligente de tecnología, mantenimiento financiero responsable y una coordinación efectiva con estados, universidades, sector privado y centros de investigación. Diversos estudios coinciden en que el futuro del sistema de salud mexicano pasa, necesariamente, por un IMSS más sólido, más moderno y mejor financiado.
IMSS, memoria, presente y responsabilidad colectiva
El IMSS no es perfecto, pero es profundamente nuestro. Nos ha acompañado en los momentos más frágiles de la vida y también en los más felices. Defenderlo no significa negar sus errores, sino comprender su magnitud social y trabajar para que siga cumpliendo su misión. El verdadero debate no debería ser si el IMSS sirve o no, sino cómo lo hacemos más fuerte, más humano y más eficiente para las próximas generaciones.
Para observar en la semana
A un año de la toma de protesta de la presidenta Claudia Sheinbaum, el balance en materia de seguridad comienza a mostrar ajustes distintos al sexenio anterior, en buena medida presionados por la relación con Estados Unidos y el endurecimiento del discurso de Donald Trump.
El deslinde respecto de López Obrador se ha dado de forma quirúrgica, casi imperceptible, sin romper del todo con su base política. Habrá que observar con atención cómo se perfila este próximo año y si ese reacomodo termina por dar resultados sostenidos.