salud

¿Nuestro olor puede indicar nuestro estatus social?

Aunque no lo notemos, nuestras narices reciben más información social de la que pensamos.

Vivimos en un mundo lleno de estímulos visuales y auditivos. Nos fijamos en la ropa, el lenguaje corporal, el tono de voz... pero hay algo más, algo que rara vez notamos y que, sin embargo, puede influir en nuestras decisiones sociales: el olor.
 
Según una investigación reciente liderada por la prestigiosa psicóloga Marlise Hofer, de la Universidad de Victoria (UVic) en Canadá, el olor corporal no solo transporta señales sobre nuestra salud o higiene, sino también sobre nuestro estatus social. En concreto, los niveles de testosterona que segregamos pueden alterar el aroma natural de nuestro cuerpo, enviando señales químicas que otros perciben como indicadores de dominancia.
 
En el estudio, publicado en la revista científica Evolution and Human Behavior, Hofer y su equipo reclutaron a 76 hombres jóvenes. Cada participante proporcionó una muestra de saliva para medir su nivel de testosterona y usó una camiseta blanca durante 24 horas para capturar su olor corporal natural. Se le pidió a todos ellos que no usaran perfumes ni desodorantes durante el período del experimento.
 
Luego, 797 personas (hombres y mujeres) actuaron como 'olfateadores' o cazadores de olores, evaluando las camisetas en función de tres criterios: dominancia, prestigio y calidad general del olor. El resultado arrojó que los hombres con niveles más altos de testosterona fueron percibidos como significativamente más dominantes, independientemente del sexo de quien olfateaba (la conclusión fue similar ya fueran hombres o mujeres). En cambio, no se encontró ninguna relación significativa entre el olor y el prestigio.
 
“Este estudio examina el papel del olor corporal en la percepción que las personas tienen del estatus social de los demás”, explica Marlise Hofer, investigadora postdoctoral de la UVic. “Examinamos si las señales olfativas asociadas con los niveles de testosterona circulante influyen en la percepción que las personas tienen del estatus social. Descubrimos que tanto los participantes masculinos como los femeninos de nuestro estudio percibían a los hombres con niveles más altos de testosterona como más dominantes que a los hombres con niveles más bajos de testosterona”.
 
Dominancia vs. prestigio
• La dominancia se basa en la capacidad de imponer control o influencia a través de la fuerza, la intimidación o la presencia física.
• El prestigio surge del respeto que los demás sienten por nuestros conocimientos, habilidades o logros.
 
Ambos mecanismos funcionan en todas las culturas humanas, pero los resultados de este estudio sugieren que el olor corporal está vinculado más estrechamente a la dominancia que al prestigio; quizá un vestigio evolutivo, ya que en muchas especies animales, las señales químicas son clave para establecer jerarquías sociales.
 
Desde hace tiempo, sabemos que el olor humano puede comunicar emociones como el miedo, la atracción o incluso el estado de salud. E incluso estudios anteriores han demostrado que las personas pueden detectar señales de estrés o enfermedad a través del olor. Ahora podemos añadir que el olor corporal también comunica o delimita el estatus social. Y es que no se trataba simplemente de que ciertos olores fueran más agradables que otros, sino de que provocaban una evaluación social concreta al estilo 'este hombre parece dominante', algo que podría influir en dinámicas de grupo, entrevistas de trabajo, atracción romántica...
 
“Aunque solemos pensar que la vista y el oído son nuestros principales sentidos sociales, el olfato también parece transmitir información sutil pero significativa sobre los demás”, concluye la experta.
 
Quizá esto también abre la puerta al desarrollo de tecnologías o productos que modulen el olor corporal para influir en la percepción social. ¿Podríamos algún día usar 'perfumes hormonales' para parecer más seguros o atractivos a los demás, ya sea un entorno personal o profesional?
 
OTRAS NOTAS