El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afronta cada vez más presión para descentralizar el poder tras el escándalo de corrupción que forzó la dimisión de su jefe de gabinete, lo que choca con las advertencias de que cualquier cambio drástico puede debilitar la cohesión nacional por parte de Washington y Moscú.
Tanto diputados de la oposición como del propio partido de Zelenski han pedido descentralizar la toma de decisiones, después de que Andrí Yermak, al que se acusaba de concentrar un poder excesivo y dejar al margen al gabinete y al Parlamento, dimitiera la semana pasada por un caso de corrupción en el sector energético.
Este martes, algunos diputados del partido Solidaridad Europea, del expresidente Petró Poroshenko, ocuparon la tribuna del Parlamento -por segunda vez desde que estalló el escándalo- para exigir la dimisión inmediata del Ejecutivo y la creación de un Gobierno de unidad nacional, tras lo que se suspendió la sesión.
La demanda ha recibido el respaldo del partido Patria, de la exprimera ministra Yulia Timoshenko, y del alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, crítico desde hace tiempo con el presidente.
Unidad y cambio
"La unidad, compañeros diputados, no es lo que hicieron ustedes hoy en la Rada Suprema", reaccionó Mikita Poturáyev, diputado del partido de Zelenski, en Facebook, al señalar que la protesta interrumpió la tramitación de legislación esencial, como los presupuestos de 2026.
No obstante, Poturáyev es uno de los parlamentarios de Servidor del Pueblo que han instado a Zelenski no sólo a sustituir a Yermak, sino a reformar por completo su sistema de Gobierno.
"Debe haber un reinicio integral; no se trata de individuos", escribió y abogó por un "Gobierno de fortaleza nacional" integrado por profesionales de reputación impecable, dispuestos a dejar de lado las diferencias políticas y centrarse en la defensa, la estabilidad económica, la seguridad energética y la lucha contra la corrupción.
"Esto podría ser una vía hacia delante. En guerra, sin poder celebrar elecciones, necesitamos democratizar de alguna manera los procesos de toma de decisiones", declaró a EFE Oleksandr Merezhko, otro diputado de Servidor del Pueblo y presidente de la Comisión de Exteriores del Parlamento.
"Quizá ahora sea el momento de que el Parlamento adopte una postura más proactiva e independiente", añadió, recordando que históricamente la Rada Suprema ha desempañado un papel constructivo en momentos de crisis.
Bajo presión
El sistema altamente centralizado de Gobierno construido en los últimos años está empezando a resquebrajarse, lo que causa confusión incluso entre los diputados del partido de Zelenski, según Olexí Harán, profesor de ciencias políticas de la Universidad Nacional Academia Kiev-Mohila.
Quienquiera que reemplace a Yermak al frente de la oficina presidencial es poco probable que se le permita ejercer la misma influencia, cree. Zelenski seguirá controlando el grupo parlamentario de su partido, pero cada vez con mayor dificultad, escribió el profesor en sus redes sociales.
"Antes o después el modelo colapsará", pronosticó Harán, según el cual lo que pase dependerá en gran parte del propio presidente, que, pese a sus repetidos llamamientos a la unidad, "a menudo culpa a los que exponen los problemas en vez de a los que los crean".
"Si Zelenski realmente está abierto a dialogar con la sociedad, debemos apoyarle. Nuestra tarea es salir juntos de esta crisis", enfatizó el profesor, que subrayó que la mayoría de los ucranianos apoya la postura del presidente sobre un acuerdo de paz con Rusia.
No obstante, el escándalo ha dañado significativamente las perspectivas de reelección de Zelenski una vez termine la guerra, dijo a EFE Antón Grushetski, director del Instituto Internacional de Sociología de Kiev.
Aún así, Grushetski se muestra escéptico ante los llamamientos a remodelar el sistema en su conjunto, argumentando que la oposición -con índices de confianza muy bajos según las encuestas- está explotando la crisis y que para la mayoría de los ciudadanos el resultado de la guerra y los problemas económicos son más importantes que la reforma institucional.
El 95 % de los ucranianos quiere una democracia exitosa, pero una descentralización rápida podría obstaculizar las decisiones veloces necesarias para la defensa contra los ataques rusos.
"Pedir ahora la dimisión del Gobierno es como apagar un fuego con gasolina", escribió el bloguero político Yuri Bogdánov.
Restablecer del todo la confianza es casi imposible, admitió, pero el presidente, los aliados internacionales y la sociedad civil deberían concentrarse en reformas realistas que puedan implementarse sin poner en peligro la unidad, en un momento en el que Washington intenta imponer su propio plan de paz y Moscú mantiene la presión militar, concluyó Bogdánov.