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La Violencia Que Genera Cambios

Contenido Neto.

La situación que ha estado atravesando nuestro país, en el marco de manifestaciones y pronunciamientos enérgicos en contra de la violencia, tuvo un punto especialmente neurálgico en San Luis Potosí, cuando ocurrió un infame ataque sexual a una estudiante de la facultad de derecho de la UASLP, en fechas recientes.
 
Este 25 de noviembre que recordamos la lucha contra la violencia ejercida contra mujeres y niñas, este hecho no deja de ser un recordatorio de lo aún lejos que estamos de contar con estructuras seguras y libres de violencia y riesgos para las mujeres en nuestro país y en San Luis Potosí.
 
La  violación de una estudiante en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) ha desencadenó una serie de reacciones que reflejan la urgencia de abordar la violencia de género en nuestras instituciones. La expulsión de dos estudiantes involucrados en este caso es un paso necesario, pero no suficiente. Este tipo de situaciones nos obligan a cuestionar profundamente la cultura institucional y los protocolos de respuesta ante la violencia.
 
La UASLP, en un intento por mostrar su compromiso con los principios de igualdad y respeto, ha tomado decisiones drásticas, incluyendo la destitución de funcionarios y la renuncia del director de la facultad. Sin embargo, la respuesta efectiva ante la violencia no puede limitarse a acciones punitivas. Es fundamental que se implementen cambios estructurales que no solo castiguen, sino que también prevengan futuras agresiones.
 
Las protestas estudiantiles que siguieron al incidente son un claro reflejo de la insatisfacción con las medidas tradicionales de manejo de estos temas. Los estudiantes y docentes exigieron un proceso de selección para el nuevo director que sea transparente y acorde a las necesidades actuales. Esto evidencia un deseo colectivo de cambio, de no permitir que la historia se repita. La elección de un nuevo liderazgo en la facultad no debe ser solo un cambio de nombre; debe ser una oportunidad para establecer un nuevo rumbo que priorice la seguridad y el bienestar de todos los estudiantes.
 
La violencia de género no es un problema aislado, es un fenómeno que permea todos los niveles de nuestra sociedad. Las universidades, como microcosmos de la sociedad, deben liderar el camino en la lucha contra esta problemática. La revisión exhaustiva de protocolos y la capacitación del personal son pasos necesarios, pero deben ir acompañados de un compromiso genuino por parte de todos los miembros de la comunidad universitaria.
 
Es crucial que, como sociedad, entendamos que el cambio empieza desde nosotros. La educación en igualdad y respeto debe ser un pilar fundamental en la formación de los futuros profesionales. La UASLP tiene en sus manos la oportunidad de convertirse en un modelo a seguir, no solo por las decisiones drásticas que ha tomado, sino por su capacidad de escuchar y responder a las demandas de su comunidad.
 
La violencia que ha generado este trágico evento debe servir como catalizador para un cambio real y duradero. La fuerza de las voces que claman justicia no debe ser ignorada. La lucha por un entorno seguro y respetuoso en nuestras universidades es una responsabilidad compartida que debemos asumir con seriedad y compromiso. La transformación de la cultura de la violencia en una cultura de respeto y dignidad es un desafío que debemos afrontar juntos, hoy más que nunca.
 
Sin duda y usted no me dejará mentir amigo lector el cambio no radica en el nombre de los funcionarios sino de nuestra actitud hacia un fenómeno que sí o sí debemos abatir como es la violencia en contra de las mujeres.
 
LA CIUDAD CREATIVA.
 
La reciente designación de San Luis Capital como Ciudad Creativa en Literatura por la UNESCO marca un hito significativo no solo para la ciudad, sino para México en su conjunto. Este reconocimiento, que coloca a San Luis entre las 408 ciudades de más de 100 países que celebran la creatividad en sus diversas formas, simboliza un logro colectivo que ha requerido años de trabajo arduo y un compromiso inquebrantable con la promoción de la lectura, la escritura y la construcción de una comunidad literaria vibrante.
 
Es innegable que este nombramiento reafirma la vocación cultural de San Luis Potosí, destacando su papel como un líder cultural en América Latina. La inauguración del XVIII Festival Internacional Letras en San Luis, que reúne a autores de renombre de países como España, Chile, Rumania, Nicaragua y México, es un testimonio palpable de este dinamismo. Sin embargo, este reconocimiento también plantea preguntas sobre el futuro y la sostenibilidad de este impulso cultural. ¿Cómo se garantizará que esta energía creativa no sea efímera y se convierta en un motor de desarrollo sostenible a largo plazo?
 
Por otro lado, el Premio Internacional Alma 2025, otorgado a San Luis por su labor en la promoción de la obra pública, subraya la importancia de la infraestructura en el bienestar de los ciudadanos. Con 215 obras realizadas y más de un millón y medio de metros cuadrados rehabilitados, la ciudad no solo está transformando su paisaje urbano, sino que también está mejorando la calidad de vida de sus habitantes. Los programas “Vialidades Potosinas” y “Por Buen Camino” son ejemplos concretos de cómo la obra pública puede ser un vehículo para el cambio social, rescatando a una ciudad del rezago histórico que ha enfrentado.
 
El liderazgo del alcalde Enrique Galindo en estas iniciativas es notable, pero también es crucial considerar el papel de la ciudadanía. La participación activa de la comunidad en procesos creativos y en la construcción de su entorno es fundamental para que estos programas sean verdaderamente efectivos y sostenibles. La pregunta que queda es: ¿cómo se puede fomentar una cultura de participación ciudadana que complemente estos esfuerzos?
 
En este contexto, es vital que San Luis Potosí no solo celebre estos logros, sino que también reflexione sobre cómo sostener y expandir esta creatividad y compromiso social. La ciudad tiene ahora una plataforma para proyectar sus valores culturales y su desarrollo social, pero el verdadero reto será transformar este reconocimiento en una realidad duradera que beneficie a todos sus habitantes. La creatividad y la obra pública deben coexistir y complementarse, convirtiendo a San Luis Potosí en un modelo a seguir en el ámbito cultural y social. Solo así, la ciudad podrá consolidar su liderazgo en la región y ofrecer un futuro más brillante a las generaciones venideras.
 
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