San Luis Potosí, SLP.- En el marco del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres (25N), un grupo de destacadas líderes empresariales y representantes de organismos de desarrollo de San Luis Potosí alzaron la voz de manera conjunta para denunciar la emergencia nacional que representa la violencia de género y proponer un plan de acción de seis rutas esenciales.
Las firmantes —entre ellas Olga Espitia (AMPI), Fabiola Mejorada (CANACO-SERVYTUR y AMEXME), Anely Anguiano, ex presidenta de ADERIAC; Ada Luz Martínez exprersidenta de Industriales Potosinos e Ivett Larrea presidenta ex oficio de AMEXME— hicieron un llamado urgente a los gobiernos, sector privado y sociedad para "construir un país y un estado donde todas las mujeres vivan libres, seguras y con pleno acceso a sus derechos."
Violencia: Una Emergencia Nacional
En su posicionamiento, las lideresas destacaron que no puede haber desarrollo sin igualdad, seguridad y justicia para las mujeres. Citaron cifras alarmantes que confirman la magnitud del problema:
“En lo que va de 2025, México registra en promedio 1.8 feminicidios al día y 444 casos entre enero y agosto. Además, 63% de las mujeres de 15 años o más ha vivido algún tipo de violencia, más de 10 millones han sido víctimas de violencia digital, y en San Luis Potosí la ENVIPE 2025 reporta una cifra devastadora: 24 mil 346 mujeres víctimas por cada 100 mil habitantes. Estos datos no solo evidencian la magnitud del problema: confirman que la violencia contra las mujeres es una emergencia nacional.
“Como lideresas empresariales y representantes de organizaciones que impulsan el desarrollo económico, social y comunitario, afirmamos que no puede haber desarrollo sin igualdad, ni igualdad sin seguridad, ni seguridad sin justicia”.
Por ello, hicieron un llamado urgente a los gobiernos, al sector privado y a la sociedad en su conjunto para avanzar con determinación en seis rutas indispensables:
Autonomía económica que libera
El empleo digno, el acceso al financiamiento, la profesionalización y la independencia económica son herramientas esenciales para que más mujeres puedan salir de ciclos de violencia y construir vidas autónomas. Un país que invierte en el emprendimiento y empoderamiento económico femenino reduce riesgos y multiplica oportunidades.
Espacios seguros que dignifican
El hogar, el trabajo, la escuela, la calle y el entorno digital deben ser lugares donde las mujeres vivan sin miedo. Urge fortalecer protocolos, sanciones, mecanismos de denuncia y acompañamiento efectivo.
Educación emocional que sana
La prevención se construye desde la niñez y desde la comprensión del otro. La educación emocional —para hombres y mujeres— es fundamental para construir relaciones sanas, desterrar patrones violentos y transformar generaciones.
Redes de apoyo que sostienen
La soledad es una forma silenciosa de violencia. Las redes comunitarias, profesionales y empresariales son indispensables para que ninguna mujer se quede sin respaldo cuando enfrenta situaciones de riesgo o vulnerabilidad. Necesitamos más espacios de acompañamiento, contención y mentoría.
Justicia que sí protege
La impunidad sigue siendo uno de los motores más fuertes de la violencia feminicida. Se requiere fortalecer las instituciones, garantizar investigaciones con perspectiva de género, aplicar la ley sin dilación y asegurar que cada agresor enfrente consecuencias reales.
Un cambio cultural que erradique toda forma de violencia
“Debemos cuestionar y transformar los discursos, hábitos y prácticas que normalizan la desigualdad. La violencia no se combate solo con leyes: se combate con una sociedad que decide no tolerarla más”, subrayaron.
En el marco del 25N, reiteraron su compromiso con el desarrollo económico y social, pero sobre todo con la construcción de una sociedad segura y equitativa pues “las mujeres que emprenden, trabajan, lideran y sostienen este país, merecen vivir sin miedo”.