EL PRIMER AÑO DE GOBIERNO DE la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha sido complicado, un tobogán con subidas y bajadas vertiginosas, sus niveles de aprobación y popularidad están incluso por arriba de los que en su momento alcanzó el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
PERO LOS ESCÁNDALOS DE CORRUPCIÓN y de indisciplina de los senadores Adán Augusto López y Ricardo Monreal han afectado seriamente la imagen de honestidad y cohesión de Morena.
EN ESTA CRISIS INTERNA CON efectos externos se debe sumar el huachicol fiscal que salpicó a la Marina y las Aduanas, un saqueo indiscriminado que seguramente viene de más atrás y con Morena se depuró.
EL MAGNICIDIO DEL ALCALDE DE Uruapan, Carlos Manzo, con la irrupción de la Generación Z y la violencia del Bloque Negro, expusieron las contradicciones y debilidades del movimiento de la 4T en un contexto de intromisión y ataque permanente del presidente Trump.
ESTE DESGASTE ANTICIPADO DE LA administración de Sheinbaum prendió los focos rojos en Palacio Nacional, ya no son los tiempos de la soberbia como postulado partidista y de la retórica chocante de la superioridad moral.
HA SIDO LA CRUDA REALIDAD LA QUE PUSO a Sheinbaum en alerta y se volvió más amable en su trato y flexible en cuanto a las condiciones para coaligarse con sus aliados, principalmente el PVEM, las cosas no están para imponer medidas restrictivas en otros partidos cuando en el propio son rechazadas.
DESDE EL INICIO DEL SEXENIO DE Sheinbaum, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona se ha mantenido colaborativo, sereno y prudente, abierto a proseguir la alianza electoral con Morena y el PT.
LA CÚPULA NACIONAL VERDE ESTÁ en la misma tesitura; el mandatario recibió la semana pasada a la dirigente estatal Rita Ozalia Rodríguez y parte de la bancada.
LAS AUSENCIAS DE DOS legisladoras evidenció que no terminan de entender la coyuntura crítica en la que está inmersa su partido; se acordó impulsar una agenda legislativa compartida y en beneficio de las mayorías; la línea presidencial es clara: reconocer y caminar al lado del liderazgo y fuerza electoral de Ricardo Gallardo.
A NIVEL LOCAL VEMOS A LOS delegados federales sin presencia ni trabajo visible, están más ocupados en asuntos personales, en camionetas nuevas oficiales y en el pase de lista en eventos partidistas.
NO IMPULSAN LAS POLÍTICAS DE LA presidenta Sheinbaum en materia social, ambiental, agraria, obrera, salud, seguridad y economía, negados para el debate en medios y foros.
SE GANARON EL CARGO SIN TENER el perfil y los méritos necesarios, esto representa un lastre para el cumplimiento de las metas trazadas por la presidenta Sheinbaum.
TAMBIÉN LA SEMANA PASADA quedó claro que la concordia y la unidad en Morena es escasa en los altos mandos, el segundo a nivel nacional, Andrés López Beltrán, vino a reunirse con la estructura potosina y el mismo día la dirigente estatal Rita Ozalia prefirió evitarlo y se fue a visitar a la líder nacional, Luisa María Alcalde.