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Mirar al cielo

Nuestro cuerpo físico tiene siete glándulas que están relacionadas con cada centro energético. El chakra raíz que se representa de color rojo tiene que ver con las glándulas suprarrenales. En el cuerpo físico ubicamos ese centro energético en los pies, las piernas y la base de la columna vertebral.  En yoga, cuando trabajamos esta energía que se aloja en el cuerpo sutil, sabemos que estamos abordando en esta purificación y movimiento energético los temas del territorio, la familia, el dinero, los bienes, la seguridad, la pertenencia, las necesidades básicas y todo aquello tangible que es intrínseco a la materia.  Caminar descalzos sobre la tierra, comer tubérculos, agradecer el alimento lleno de prana, es decir de energía vital, las plantas, verduras, frutos y semillas que nos vienen de la naturaleza, bendecir el agua, fortalecer nuestras extremidades, estar arraigados, seguramente nos bendice en este universo. Después vamos subiendo y nos encontramos con el chakra umbilical que se relaciona con las gónadas. Se ubica en el cuerpo físico en el área de caderas, glúteos y zona sexual. Su color es naranja y se relaciona con la sexualidad, las emociones, la creatividad y las relaciones en general. Movernos de forma fluida, armónica, disfrutar la belleza de la conexión profunda con otras personas, mover las caderas y permitirnos el placer de forma saludable nos armoniza este centro energético. Y seguimos subiendo para encontrarnos con el tercer chakra; el del plexo solar, de color amarillo, que está relacionado con el páncreas. Si tenemos una alimentación conciente, verdaderamente saludable, libre de sufrimiento y una buena digestión será más sencillo para nosotros generar autoconfianza, fortalecer la voluntad, la autoestima, el auto-concepto y la fortaleza como individuos. Podemos entonces poner límites saludables, creer en nosotros mismos para dar pasos hacia la acción y la concreción. Más arriba, de color verde brillante, se encuentra nuestro cuarto centro energético, el chakra corazón que está relacionado con la glándula Timo. Cuando hacemos respiración conciente, escribimos o compartimos verbalmente nuestros sentimientos, tal vez los reflejamos en alguna obra de arte o vibramos amor y empatía, estamos fortaleciendo ese timón, que es el guía o conductor hacia la verdadera trascendencia del Espíritu. Allí se alojan algunas heridas, por eso es importante limpiar, purificar y armonizar el hogar Santo que en esta área sagrada reside. Subimos y nos encontramos con el chakra garganta, de color azul cielo y que está relacionado con la glándula tiroides. Nos ayuda a vivir en salud, expresar nuestra verdad sin miedo y si lo hay, enfrentarlo y sanarlo. También lo armoniza cantar, recitar, escribir poesía y permitirse tener y emitir la propia voz, con sus pensamientos, valores e ideas originales. Más arriba, está nuestro tercer ojo, ese que ve más allá de lo tangible, el ojo espiritual, el ojo del universo del espíritu. De un bello color azul más profundo y ubicado en la cabeza se relaciona con la glándula pituitaria. Nos ayuda para equilibrarlo; practicar la visualización, dormir profundamente, leer temas que nutran y alegren al espíritu, como literatura, bellas artes, filosofía o temas que nos hacen cantar al alma. Y finalmente el chakra corona relacionado con la glándula pituitaria, de un color precioso, violeta o morado, se alumbra con la meditación profunda, el rezo y la escucha plena del espíritu. Purificar, mover la energía, trabajar en cada uno de estos centros energéticos, finalmente nos llevará a lograr mirar al cielo. Podremos conectar nuestra sagrada tierra, es decir nuestra materia, el cuerpo físico con el Universo sutil, nuestro Espíritu. ¿Para qué? Bueno, pues nuestra columna vertebral es como una escalera hacia la iluminación. Vamos, a través de mirar hacia la belleza, bondad y verdad de lo alto, bajando luz hasta lo más denso, es decir, a lo tangible, a lo pesado. Mirar al cielo es respirar esa luz que se ubica en la elevación del amor puro, de lo sagrado y entonces encarnarla.  Tenemos la oportunidad hoy de llevar toda esa energía amorosa que duerme en nuestro sacro, hacia la coronilla y allí subir hasta lo alto y bajar a la tierra todas esas ideas luminosas que cada uno de nosotros podemos aportar al resto de Seres con quienes habitamos. Y allí entonces, es cuando nos damos cuenta de que existe un Poder superior, una luz llena de amor que, al estar en verdadera conexión, nos guía, nos alumbra el camino, nos hace reconocernos en nuestra propia Divina presencia. En otras palabras, hoy puedes conectar tu cuerpo físico, emocional, mental, energético y espiritual en todas las áreas de la existencia y dejar que esa luz, esa estrella del Alma, resuelva todo aquello que en este momento te aflige. Si abrazas tu territorio, tu sexualidad, tu voluntad, tus sentimientos, expresión, pensamientos y conexión, tu vida se llenará de paz.  Porque no hay nada más precioso que un Ser que se reconoce como la luz que es. La luz, esa hermosa luz, que tú eres.
 
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