Enojada, rabiosa, exagerada, más diversa que una sola generación, la marcha cubrió del Ángel de la Independencia hasta el Zócalo con gritos comunes: "¡Fuera Morena!", "¡Fuera Claudia!" y "¡Queremos paz!".
Al llegar a un Zócalo sin bandera, una parte derribó las vallas de cuatro metros con que el Gobierno protegió el Palacio Nacional entre gritos de "¡Asesinos!," "¡Asesinos!", en referencia al asesinato del Alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ultimado a balazos a pesar de tener protección militar contra el crimen.
Por primera vez, las enormes vallas que usa el Gobierno contra las manifestaciones fueron derribadas. Remachadas con soldadura, ni siquiera la CNTE lo había conseguido un día antes.
El único antecedente fue durante la toma de protesta de Enrique Peña Nieto con un camión en San Lázaro. Y sí: ahí estaban, los integrantes de la manifestación que la Presidenta Claudia Sheinbaum acusó de ser bots y manipulados y ser promovidos por la supuesta derecha internacional. Lo evidente era la constancia de la molestia.
"¡Y retiemble en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón!..", cantaba la mayoría de los asistentes al Zócalo, mientras el enfrentamiento seguían en la esquina hacia la Suprema Corte de Justicia
Lo común también fue la ropa blanca, las banderas de México y la negra con calavera de la generación Z. También la imagen de Carlos Manzo.
Lo diverso, lo exagerado fue la rabia: "¡Presirvienta! ¡Presirvienta!", gritaban algunos contingentes. "¡Fuera el narcogobierno!", ¡Revocación a la chacha de Obrador!, decían. "Fuera el comunismo! ¡Viva Cristo Rey!".
"Tuve un atentado en abril, por parte del crimen organizado. La Fiscalía dice que no hay pruebas, cuando incluso hubo testigos presenciales, y no me han querido resolver la carpeta", dijo Juan Carlos Bolaños, de Hidalgo, que caminó durante la marcha con unas muletas.
"¿Cuáles más pinches pruebas? Tengo un terreno que de diez hectáreas, el crimen organizado quiere quitármelo, en México no hay seguridad, no hay crecimiento, no hay nada", reprochó.
Jóvenes vestidos de negro, hombres con sombreros, un grupo a caballo, cortadores de aguacate de Michoacán, una banda sonorense, porque la violencia está en todo el País.
"Nos prometieron paz y abrazaron a los narcos", decía un cartel.
La marcha cubrió de Bucareli hasta el Ángel hacia el Zócalo. Hasta los vendedores ambulantes vendieron banderas con consignas.
"Aproveche, 20 pesos, esta marcha será histórica", decían.
Sobre 5 de Mayo, en la entrada del Zócalo, los bloques de concreto con los que el Gobierno pretendía impedir el paso habían desaparecido. Adelante sonaban ya los primeros golpes contra las vallas de metal de la Catedral. Una anciana golpeó con su bastón la pared de fierro. "¿A qué le temen?", señaló.
Ya sobre el Zócalo, los manifestantes ocuparon toda la plaza, pero no había ningún templete para ningún discurso, como si el mensaje fuera la presencia,.
"¡Narcoestado, Narcoestado!" gritaron, mientras un grupo lograba derribar una parte de cerco en la esquina de Pino Suárez.
"Carlos no murió, el Gobierno lo mató!!, coreaba la demás gente. Hubo gas de extintores, piedras contra los policías que estos devolvían, y por fin, el muro se vino abajo.
La Policía con escudos y cascos rompió su formación detrás de las vallas y avanzó hacia el Zócalo. Devolvió los bloques de piedra contra los manifestantes.
"Abrazos, no balazos!", gritaron entonces. Algunos, los mayores, comenzaron a retirarse por 20 de noviembre. Del otro lado se mantuvieron expectantes, cantando el himno. "¡Un soldado en cada hijo te dio!".
Se acercaban las dos de la tarde, tres horas después de la salida del Ángel y los enfrentamientos continuaban.
La Presidenta daba un discurso en Campeche. "¡Viva México!", coreaban en el Zócalo.
"¡Estamos cansados de estos huevones!" y "¿Dónde están esos abrazos, hijos de su reputísima madre?", gritaban.
"¡Claudia, queremos entrar!", "¡No quiero una beca, quiero un empleo!" y "¡Este es el inicio!", dijo una mujer al pie del asta, "esto es un inicio".