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México avanza con rumbo y consenso para la revisión del T-MEC

Opinión.

En esta columna he compartido con ustedes, queridas y queridos lectores, que el T-MEC es el acuerdo comercial más importante para México porque contiene el andamiaje que sostiene millones de empleos, exportaciones y oportunidades de desarrollo a lo largo del país. Por eso, el proceso de revisión que se llevará a cabo en 2026, bajo ningún esquema, puede ni debe improvisarse. Resulta prioritario que en México avancemos día con día en construir una postura nacional sólida, incluyente y con visión de largo plazo.
 
Con beneplácito pudimos verificar que durante octubre la Secretaría de Economía encabezó un ejercicio sin precedentes de consulta con los sectores productivos y los gobiernos estatales. En total se realizaron 30 mesas sectoriales y 32 estatales, con la participación de empresarios, sindicatos, especialistas y autoridades locales. La meta fue identificar los temas prioritarios que deben guiar la estrategia nacional ante la próxima revisión del tratado.
 
Este diálogo nos permitirá afinar los mecanismos del T-MEC para que la integración económica de América del Norte sea más equitativa y beneficiosa para todas y todos. La intención concreta gira en torno a perfeccionar el acuerdo y hacerlo más justo para México, y ello implica escuchar a quienes producen, generan empleo y sostienen la competitividad del país.
 
Los resultados de estas consultas, que incluyeron más de dos mil cuestionarios estatales y quinientas propuestas del sector privado, serán entregados en enero de 2026 a la presidenta Sheinbaum y también al Senado de la República. Se trata de un paso fundamental para articular la posición mexicana de cara a la negociación con Estados Unidos y Canadá.
 
Paralelamente, en el Senado haremos nuevas mesas de opinión con los sectores productivos y, a través de este ejercicio legislativo, se completará el diagnóstico del Ejecutivo y se garantizará que el Poder Legislativo también escuche, del mismo modo, a los actores de cada región y cadena productiva.
 
En San Luis Potosí, estos procesos son particularmente relevantes. Nuestro estado ha logrado insertarse con fuerza en la cadena automotriz, manufacturera y agroindustrial del norte del país. Que las voces potosinas sean parte activa de esta construcción nacional es una oportunidad que no debemos desaprovechar.
 
México llega así a la revisión del T-MEC con unidad, método y transparencia. El reto que tenemos por delante es defender lo que hemos construido y proyectar un futuro donde la integración económica también signifique prosperidad compartida. Porque cuando el diálogo guía la política y la visión de Estado marca el rumbo, los acuerdos dejan de ser simples tratados para convertirse en compromisos con la gente, con el empleo y con el porvenir de las y los mexicanos.
 
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