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HOMILÍA: Hay que quitar, aquello que no va

No todo lo que llevamos dentro, va de acuerdo con lo que somos. 

 

Hay cuestiones adentro, que solo nos lastiman, y nos impiden ser lo que somos.

 

El corazón es vulnerable, y siempre está expuesto a la contaminación, a los apegos yemociones, que vienen a quitar la paz.

 

Por lo mismo, hay que dar mantenimiento  al corazón. 

 

Y, que importante es  desazolvar el alma, quitando lo que contamina el corazón; con todo lo que ahí se almacena, que daña, y  desfigura el ser.

 

El hombre, de manera inconsciente, se llena de todo aquello, que no debe guardar en elalma.

 

Porque, es tanto lo que nos preocupa, y no todo merece nuestra ocupación.

 

Por tanto, hay que pedir al Señor: que venga a nosotros, y saque de ahí, todo lo que está dañando, y nos impide reencontrar la paz.

 

Cuando el Señor entró al templo de Jerusalén, se dio cuenta, de cómo esté, se había contaminado.

 

Dice el Evangelio, que fue tal, su enojo, que a los cambistas les tiro las monedas y dijo a los vendedores: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre” (Jn.2).

 

Todo lo que está relacionado con el hombre, tiende a contaminarse, y distorsionar elsentido.

 

Por eso, Jesús entró a purificar el templo. Y, eso nos recuerda, que también nosotros necesitamos purificar el alma.

 

Pidamos al Señor, que entre al templo de nuestro interior, y expulse todo aquello que nos ha distorsionado, y nos impide ser lo que somos.

 

Solo así, volveremos a ser nosotros mismos, y podremos recuperar la paz.

 

Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.

 

 

Evangelio (Jn 2, 13-22)

Del santo Evangelio según san Juan
A. Gloria a ti, Señor.
Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre”.
 
En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.
 
Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?” Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”. Replicaron los judíos: “Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”
 
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.
 
Palabra del Señor.
A. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

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