El clima político en Michoacán continúa marcado por la consternación y el miedo, tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. Durante una sesión pública, el diputado independiente Carlos Bautista, integrante del Movimiento del Sombrero, no pudo contener las lágrimas al hablar del crimen que ha sacudido a todo el estado.
Con la voz quebrada, Bautista expresó su profundo dolor y temor ante la ola de violencia que se ha cobrado la vida de varios líderes locales en los últimos días:
“¿Qué más queda?... Ya nos lo arrebataron.”
Sus palabras resonaron en el recinto, reflejando el sentimiento de impotencia y vulnerabilidad que atraviesa gran parte de la clase política y los movimientos sociales en Michoacán.
Un movimiento marcado por el miedo, pero sin rendirse
El Movimiento del Sombrero, al que pertenece Bautista, surgió como una corriente ciudadana que busca denunciar la corrupción y la violencia institucional. Hoy, sus miembros enfrentan un contexto de riesgo extremo, especialmente tras el asesinato de Manzo, quien era considerado un referente de la resistencia social y la justicia comunitaria.
Bautista reconoció que teme por su seguridad, pero dejó claro que no callará ante las injusticias:
“Podrán querer silenciarnos, pero no podrán matar las causas por las que luchamos.”
Ola de violencia política
El asesinato de Carlos Manzo se suma a una serie de atentados recientes contra funcionarios y líderes sociales en Michoacán. Organizaciones civiles y observadores internacionales han advertido sobre el deterioro de la seguridad pública y la creciente intimidación hacia voces disidentes.
El pronunciamiento de Bautista ha sido visto como un grito de auxilio y una muestra del profundo desgaste emocional que viven los representantes locales en medio de esta crisis.
Mientras la indignación crece y el miedo se extiende, las palabras del diputado Carlos Bautista quedan grabadas como eco del dolor de todo un estado que exige justicia y paz.