Los ganaderos de la nación vecina plantearon a su Gobierno la aplicación de un sistema de aranceles específicos en dólares por kilogramo a la carne mexicana, canadiense y de otros países
La organización ganadera R-CALF USA, que representa a 4 mil productores estadounidenses, propuso a la Administración Trump reformar el T-MEC a fin de imponer un arancel del 25% a las importaciones de reses vivas de México y Canadá.
Además, los ganaderos de la nación vecina plantearon a su Gobierno la aplicación de un sistema de aranceles específicos en dólares por kilogramo a la carne mexicana, canadiense y de otros países.
En el caso de México, sugirieron establecer una cuota máxima de 96.6 millones de kilogramos de carne por año. Si las importaciones están dentro de ese límite, quedarían sujetas a un gravamen de 1.68 dólares por kilogramo; si están por encima, a uno de 6.55 dólares por kilogramo.
Los mismos costos por kilogramo importado aplicarían a lo proveniente de Canadá, Argentina, Australia, Nueva Zelanda y Uruguay, pero con cuotas máximas distintas. El único país con una cuota máxima superior a la de México sería Canadá, con un límite de 130.3 millones de kilogramos por año.
Encabezada por Bill Bullard, R-CALF USA es la misma organización que ha estado presionando al Departamento de Agricultura de EU a mantener la frontera cerrada a las importaciones de animales de México, bajo el argumento de que así se pueda prevenir la llegada del gusano barrenador a ese país.
"El ganado vivo importado de Canadá y México es un sustituto directo del ganado nacional producido por los criadores de vacas y becerros en Estados Unidos. Cada cabeza de ganado importada equivale aproximadamente a una vaca menos criada y parida por productores nacionales", apuntó R-CALF USA.
"Así, los aproximadamente 2 millones de cabezas de ganado importadas cada año desincentivan a los productores estadounidenses de criar las cerca de 2 millones de vacas de carne necesarias para producir los becerros que satisfacen la demanda interna de carne de res".
También exigieron nuevamente la reinstauración del etiquetado obligatorio de origen a la carne de res, como lo han hecho desde la derogación de esa medida en el 2015.
Criticaron que el T-MEC vigente no corrigió disposiciones perjudiciales heredadas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, favoreciendo que EU importe tres veces más carne y ganado en pie de lo que exporta a sus vecinos norteamericanos.
Prueba de ello, agregaron, sería que se está tomando en cuenta como origen el lugar donde el animal fue sacrificado, aunque haya nacido en el extranjero, lo que estaría aumentando la dependencia de proteína bovina extranjera y debilitando los precios internos del ganado.