El Cementerio del Saucito, inaugurado en 1889, ha sido testigo de la historia social, económica y cultural de San Luis Potosí
San Luis Potosí, SLP.- El panteón del Saucito, uno de los recintos funerarios más importantes de la ciudad, ya tiene más de 131 años de historia. Inaugurado el 12 de octubre de 1889 y con una propuesta inicial del empresario Matías Hernández Soberón, este panteón reemplazó a los numerosos panteones de los barrios de la ciudad, que ya no eran suficientes para la creciente población de San Luis Potosí.
La historia de este cementerio comenzó con la necesidad de crear un espacio más higiénico y organizado para los habitantes de la ciudad, pues los panteones existentes representaban un foco de infección y una costumbre anticuada. La propuesta fue aceptada por el gobierno estatal y el Ayuntamiento, y la construcción comenzó el 5 de mayo de 1886. El 16 de septiembre de 1889, durante el auge porfirista, fue inaugurado en medio de los festejos de la Independencia de México. Sin embargo, sería hasta el 12 de octubre cuando comenzaría a recibir a sus primeros ocupantes.
Con una extensión de 58 hectáreas, el panteón se erige como un modelo del cementerio francés Père-Lachaise, con esculturas y monumentos funerarios de gran valor histórico. A lo largo de los años, familias prominentes de la ciudad ocuparon los pasillos centrales del cementerio, creando una separación por clases sociales en el mismo lugar.
El cementerio alberga monumentos y esculturas que han capturado la historia de la ciudad, como las famosas esculturas de las dolientes, que, lejos de representar a la Virgen, evocan a los dioses griegos Tánatos e Hipnos, los dioses del sueño y la muerte, reflejando la paz eterna de los difuntos. Una de estas esculturas muestra a una joven mujer con un bebé dormido en sus brazos, un símbolo de caridad, protección y descanso eterno.
Tumbas emblemáticas como la de Juan del Jarro, un hombre que vivió en situación de calle pero dedicó su vida a ayudar a otros, o la de Lila López, una bailarina y coreógrafa que dejó un importante legado cultural en la ciudad, también reposan en este recinto. La tumba del General Silverio Ramírez, quien fue enterrado junto a su esposa Manuela Aldarate, tiene una historia curiosa, ya que se dice que los visitantes deben ofrecer algo a la esposa del general para que sus favores sean concedidos.
Además, una de las historias más conmovedoras es la de Paulette, una niña que tras su muerte sigue siendo recordada por quienes le llevan alimentos y juguetes, en honor a su deseo de curar a los enfermos en vida.
Este panteón, que se encuentra en las afueras de la ciudad, representa no solo un sitio de descanso eterno, sino un testimonio del pasado económico, social y político de San Luis Potosí. La construcción de este cementerio fue una muestra de la modernización de la ciudad a finales del siglo XIX, cuando el gobierno del general Carlos Diez Gutiérrez buscaba poner en orden la infraestructura de la ciudad, promoviendo la creación de este espacio que a lo largo de los años ha sido testigo de la historia de San Luis Potosí.