El Papa León XIV en su mensaje después del rezo mariano del Ángelus dijo sentirse cercano a las víctimas causadas por las inundaciones causadas por las intensa lluvias.
“Quiero expresar mi cercanía a las poblaciones de México oriental, que se han visto afectadas en estos días por un aluvión. Rezo por las familias y por todos aquellos que sufren a causa de esta calamidad, y encomiendo al Señor, por intercesión de la Virgen Santa, las almas de los difuntos”.
Desde la ventana del Palacio Apostólico y ante una Plaza de San Pedro con miles de fieles y peregrinos, el Papa León XIV pidió seguir rezando por la paz a través del Rosario.
“Seguimos rezando con insistencia por la paz, particularmente mediante la recitación comunitaria del santo Rosario. Contemplando los misterios de Cristo junto a la Virgen María, hacemos nuestro el sufrimiento y la esperanza de los niños, de las madres, de los padres, de los ancianos víctimas de las guerras. Nacen de esta oración del corazón muchos gestos de caridad evangélica, de cercanía concreta, de solidaridad. A todos aquellos que, cada día, con confiada perseverancia, sacan adelante este compromiso, les repito: 'Bienaventurados los constructores de paz'”.
Papa León XIV celebra Misa por el Jubileo de los Equipos Sinodales
El Papa León XIV celebró dentro de la Basílica de San Pedro, la Misa por el Jubileo de los Equipos Sinodales y de los órganos de participación. En su homilía afirmó nadie “esta llamado a mandar, todos los son a servir”
“a regla suprema en la Iglesia es el amor. Nadie está llamado a mandar, todos lo son a servir; nadie debe imponer las propias ideas, todos deben escucharse recíprocamente; sin excluir a nadie, todos estamos llamados a participar; ninguno posee la verdad toda entera, todos la debemos buscar con humildad, y juntos”
El Pontífice pidió soñar “una Iglesia humilde”
“Un Iglesia que no se mantiene erguida como el fariseo, triunfante y llena de sí misma, sino que se abaja para lavar los pies de la humanidad; una Iglesia que no juzga como hace el fariseo con el publicano, sino que se convierte en un lugar acogedor para todos y para cada uno; una Iglesia que no se cierra en sí misma, sino que permanece a la escucha de Dios para poder, al mismo tiempo, escuchar a todos. Comprometámonos a construir una Iglesia totalmente sinodal, totalmente ministerial, totalmente atraída por Cristo y por lo tanto dedicada al servicio del mundo”.