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La UASLP está herida

Libertad de opinión.

TODO CAMBIÓ DE GOLPE EN LA Universidad Autónoma de San Luis Potosí. No es que antes reinara la calma, pero el cúmulo de omisiones, denuncias ignoradas y problemas estructurales terminó por estallar tras el presunto ataque sexual a una estudiante de la Facultad de Derecho, el pasado viernes por la tarde.
 
SEGÚN TESTIGOS, FUE EL PROPIO coordinador de la Carrera de Derecho, ante la falta de otras autoridades, quien atendió la situación, retuvo a los señalados, levantó un acta administrativa y evitó que uno de los implicados huyera.
 
LEJOS DE RECONOCER SU actuación, las autoridades lo destituyeron como chivo expiatorio. También se fue el pusilánime director de la facultad, Germán Pedroza, y otros funcionarios.
 
HASTA EL CIERRE DE ESTA columna, la Fiscalía General del Estado sigue ausente. No hay información oficial sobre si se ha presentado una denuncia penal. Existen versiones que aseguran que sí, pero nada confirmado.
 
LA FISCAL MANUELA GARCÍA Cázares no ha dado la cara. Lleva semanas sin asistir siquiera a las mesas de seguridad. Ese silencio institucional solo agrava el problema.
 
TAMBIÉN HAN SURGIDO versiones de que uno de los implicados, identificado como Santiago, tendría vínculos con Morena. De inmediato, figuras como su dirigente estatal, Rita Ozalia Rodríguez, y los diputados locales Cuauhtli Badillo y Carlos Arreola, han intentado deslindarse.
 
PERO NO PERDAMOS EL FOCO: LO prioritario es esclarecer los hechos y garantizar justicia a la víctima. Lo secundario, si es o no estudiante. Lo terciario, sus posibles lazos políticos. En ese orden.
 
PERO YA QUE SALIÓ AL TEMA LA clase política, vale subrayar otro aspecto indignante: el intento de ciertos actores de sacar ventaja del dolor ajeno. La diputada local y dirigente del PRI, Sara Rocha, sugirió que el Congreso debería analizar la renuncia del rector Alejandro Zermeño.
 
TAMBIÉN SE SUMÓ ALEXIS PÉREZ Guerrero, ex líder de la FUP y actual dirigente juvenil del PRI. La lucha estudiantil no puede ni debe ser usada como botín político por quienes no han movido un dedo por los estudiantes hasta ahora.
 
EL RECLAMO GENERALIZADO ES claro, políticos: saquen sus sucias manos de la universidad.
 
LA CRISIS QUE VIVE HOY LA UASLP no surgió de la nada. Es el resultado de años de omisiones, de denuncias ignoradas sobre acoso, hostigamiento, inseguridad, y hasta la venta y consumo de drogas dentro de las instalaciones.
 
LAS AUTORIDADES UNIVERSITARIAS tienen una enorme responsabilidad en este desprestigio. Las protestas han sido fuertes y ya hay varios funcionarios caídos.
 
SE SABE QUE EL RECTOR Zermeño viajó a la Ciudad de México para reunirse con la Secretaría de Gobernación, buscando —según versiones— algún tipo de respaldo político, mientras crecen las voces que exigen su salida.
 
A QUIENES VERDADERAMENTE queremos a nuestra alma mater, nos duele verla así: colapsada, señalada, herida. Pero lo que más duele es saber que esto pudo evitarse. Que el silencio cómplice de quienes tenían el poder para actuar fue lo que permitió que esta crisis escalara.
 
Y CONVIENE TOMAR NOTA. LO que pasa en la UASLP debería ser una advertencia para otros actores públicos. El caso del rector Zermeño le deja una lección clara al alcalde Enrique Galindo: ignorar los problemas y proteger a los responsables solo pospone lo inevitable.
 
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