¿Sabías que existen ciertas profesiones que destruyen la salud mental? Así es. Y es que aunque la vida profesional aporta mucha satisfacción y realización, pero también puede provocar fatiga y, en los casos más intensos, burnout.
El burnout no es un ataque momentáneo de pereza o un bajón de domingo por la noche. Es una reacción fisiológica al estrés laboral crónico, un colapso total del cuerpo y la mente. Es mucho más común de lo que se cree, sobre todo en ciertos ámbitos profesionales.
Numerosos estudios se han centrado en el tema de la salud mental y el agotamiento extremo en el trabajo. LinkedIn encuestó a 16 000 personas en Estados Unidos y los resultados son claros: cuatro de cada 10 trabajadores afirman sentirse estancados en su puesto y en situación de burnout.
¿Cuál es la profesión más afectada por el burnout?
Según este estudio, la profesión más afectada por el burnout sería la de administrador o gestor de proyectos en diversas industrias. De hecho, esta ocupación laboral conlleva una gran carga mental, con niveles récord de presión y estrés, y a menudo muy poco reconocimiento.
Otra encuesta realizada por Vision Direct en Reino Unido a 2,000 participantes revela que los sectores de la salud y la educación son los que más afectan a los empleados por el estrés y el burnout, ya que más de un tercio de los británicos ha llegado a llorar en el trabajo; el 55% de ellos citó el estrés como desencadenante.
En general, las profesiones que destruyen la salud mental de sus empleados con más frecuencia corresponden a los siguientes sectores:
1. Educación
2. Salud y asistencia social
3. Finanzas y seguros
4. Administración pública y servicios públicos
5. Hotelería y servicios de alimentación
6. Construcción
Por el contrario, las profesiones relacionadas con la consultoría, el sector inmobiliario y el desarrollo empresarial corren mucho menos riesgo de burnout, según el estudio realizado por LinkedIn.
De acuerdo con la investigación de Vision Direct, las mujeres tienden más a revelar situaciones de agotamiento extremo: son tres veces más propensas a llorar por burnout que los hombres, ya que el 73% de ellas asegura haberlo hecho por esta causa, en comparación con el 27% de los participantes de género masculino.
Por otro lado, los empleados más jóvenes tienden a sentirse afectados por el estrés laboral, tanto de la generación Z como de la generación Y: el 30% de los millennials reconoció que el burnout es un motivo para llorar en el trabajo, seguidos por los centennials con el 27%, mientras que únicamente el 16% de la generación X lo haría por este motivo.
¿Influyen las condiciones de trabajo en el burnout?
Más allá de ciertos entornos que son mucho más estresantes que otros, las condiciones de trabajo también pueden influir en el riesgo de burnout. Los empleados que trabajan a tiempo completo en la oficina corren un riesgo mucho mayor que los que tienen una modalidad u horario híbrido o los que trabajan totalmente desde casa.
Hacer home office podría, además, reducir los niveles de estrés y hacer que los empleados sean más productivos. Sin embargo, glorificar el agotamiento profesional no es lo adecuado, ya que el burnout no es en absoluto un signo de implicación o productividad.
Identificar los signos de alerta y reajustar el ritmo y el modo de trabajo puede ser una buena forma de reducir los riesgos de burnout, pero algunos sectores son difíciles de adaptarse.
Señales de burnout en el trabajo
Cuando te despiertas sin energía, te vuelves cínico, los fines de semana ya no son suficientes para “recargar las pilas” y tu cuerpo te envía señales –dolores inexplicables, sueño agitado, ataques de ansiedad–, es hora de bajar el ritmo. El burnout no es una debilidad individual, sino la prueba de que nuestra forma de trabajar, de gestionar y de valorar a las personas en el ámbito laboral debe cambiar.