Se cumplen 37 años desde el estreno de "El muñeco diabólico" (Child’s Play, 1988), una película que marcó un antes y un después en el cine de terror y que dio vida a uno de los villanos más icónicos del género: Chucky, el muñeco poseído.
Dirigida por Tom Holland y escrita por Don Mancini, la historia gira en torno a un asesino en serie, Charles Lee Ray, quien transfiere su alma a un muñeco mediante un ritual vudú para escapar de la muerte. Ese muñeco termina en manos de un niño, Andy Barclay, y lo que parecía un inocente juguete se convierte en una verdadera pesadilla.
La película fue un éxito inmediato, tanto en taquilla como en la cultura popular. Su mezcla de horror, suspenso y humor negro convirtió a Chucky en un ícono del cine slasher, junto a otros como Freddy Krueger y Jason Voorhees. A lo largo de los años, la franquicia ha generado numerosas secuelas, un reboot, una serie de televisión y una legión de fanáticos en todo el mundo.
Chucky ha trascendido generaciones, adaptándose a nuevas épocas sin perder su esencia: una figura inocente con intenciones letales. Su popularidad sigue viva, y en pleno 2025, continúa generando contenido, mercancía y debates sobre su impacto en el cine de terror.
A 37 años de su debut, "El muñeco diabólico" no solo nos recuerda por qué le tememos a los juguetes, sino que también demuestra cómo un personaje bien construido puede volverse eterno