San Luis Potosí, SLP.- A casi un año de haberse anunciado con bombo y platillo la actualización del Reglamento de Tránsito de la capital potosina —pieza clave para hacer viable el llamado Plan Maestro de Ciclovías—, el proyecto continúa empantanado entre reuniones, observaciones y declaraciones optimistas. Mientras tanto, la movilidad en la ciudad sigue dependiendo de un reglamento obsoleto, ajeno a las necesidades actuales y a los principios de la nueva Ley General de Movilidad y Seguridad Vial.
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Juan Antonio Villa Gutiérrez, asegura que el proceso avanza con paso firme y con el objetivo de crear un documento modelo a nivel nacional. Sin embargo, la realidad muestra otra cosa, un ejercicio que acumula meses de retraso y cuya lentitud contrasta con la urgencia de ordenar el caos vial y garantizar espacios seguros para ciclistas y peatones.
El trabajo comenzó en noviembre de 2024 con la promesa de integrar la voz de los colectivos ciudadanos en un ejercicio de participación. Desde entonces, grupos como Pedaleando han participado en mesas de trabajo donde se discuten conceptos como la “pirámide de movilidad” o los “cruces seguros”.
Pero más allá de la buena voluntad, lo cierto es que el documento sigue sin ver la luz. Las reuniones se han vuelto rutinarias, las observaciones se acumulan y las decisiones no se concretan.
El propio Villa Gutiérrez reconoce que el mayor obstáculo está en adaptar un reglamento “moderno” a la “realidad operativa” de la ciudad. En otras palabras, se busca modernizar el papel sin que las condiciones reales —calles sin infraestructura, conductores sin educación vial y autoridades sin capacidad de vigilancia— acompañen el cambio.
“Un reglamento muy moderno, si no se adecua a la realidad que vivimos, va a quedar en simple letra”, admitió el funcionario. La declaración, sin quererlo, refleja la distancia entre el discurso y la acción, entre la visión técnica y la práctica cotidiana.
No es la primera vez que San Luis Potosí promete una “revolución en la movilidad”. El Plan Maestro de Ciclovías fue presentado como una estrategia integral para transformar la manera en que se mueven los potosinos, pero un año después los avances son más burocráticos que visibles.
El retraso en la actualización del reglamento no solo frena este proyecto, también evidencia la falta de coordinación entre dependencias municipales y la ausencia de una política de movilidad con resultados concretos.
A ello se suma la falta de homologación de la legislación estatal con la Ley General de Movilidad, lo que genera un vacío normativo que deja a los municipios improvisando sus propios ajustes.
La llamada “Ley Santi”, propuesta ciudadana inspirada en el fallecimiento de un joven ciclista, ha sido un referente ético y técnico para los colectivos. Sin embargo, más allá del reconocimiento verbal, poco se ha hecho para materializar su espíritu en la normativa local.
Villa Gutiérrez sostiene que su equipo comparte la visión de quienes impulsaron la ley, pero el tiempo sigue corriendo y las ciclovías continúan fragmentadas, sin conexión y sin garantías de seguridad real.
Mientras los funcionarios hablan de documentos modelo, los accidentes viales siguen cobrándose vidas, los automovilistas invaden las ciclovías y los peatones siguen siendo los más vulnerables.
El problema no es sólo técnico, sino político, se necesita voluntad para traducir las mesas de trabajo en resultados tangibles. La movilidad no puede seguir dependiendo de borradores eternos ni de discursos bien intencionados.
San Luis Potosí necesita un reglamento funcional, actualizado y aplicado, no una promesa más en papel. Porque mientras el documento se perfecciona, la ciudad sigue parada en el mismo semáforo en rojo de siempre.