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Libre comercio o proteccionismo, el reto del T-MEC

Opinión.

EL TRATADO ENTRE MÉXICO, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) fue diseñado como un acuerdo moderno que busca fortalecer la competitividad regional frente a un entorno global cada vez más complejo. Sin embargo, a pocos meses de iniciar formalmente su proceso de revisión —previsto para 2026—, el debate entre libre comercio y proteccionismo ocupa un lugar central en la agenda trilateral.
 
EN LOS ÚLTIMOS AÑOS, LOS TRES países hemos enfrentado tensiones derivadas de la aplicación de medidas proteccionistas, especialmente en sectores estratégicos como el automotriz, el energético o el agrícola.
 
SI BIEN CADA GOBIERNO TIENE EL legítimo derecho de proteger a sus productores y su seguridad nacional, el abuso de barreras no arancelarias —como cuotas, certificaciones técnicas o regulaciones sanitarias excesivas— puede minar los principios que dieron origen al propio T-MEC: previsibilidad, transparencia y trato equitativo.
 
LA REVISIÓN DEL TRATADO DEBE ser vista como una oportunidad para corregir asimetrías y reafirmar la apuesta por una América del Norte integrada y sustentable.
 
EN EL CASO DE MÉXICO, ESTE proceso también implicará revisar de manera integral su política energética, regulatoria e industrial.
 
SERÁ NECESARIO CONCILIAR LOS compromisos internacionales con los objetivos nacionales de soberanía energética, transición verde y fortalecimiento del mercado interno.
 
EL RETO CONSISTE EN LOGRAR QUE las normas y estrategias nacionales se alineen con la nueva dinámica de competitividad regional, sin renunciar a los principios de justicia social y desarrollo sostenible que guían nuestro modelo económico.
 
MÉXICO TIENE MUCHO QUE ganar si consolida su papel como socio confiable en cadenas de suministro resilientes, impulsadas por la relocalización de inversiones y la transición energética. Pero para lograrlo, se requiere capacidad técnica, diplomacia profesional y liderazgo político.
 
EN ESE SENTIDO, LA DECISIÓN DEL gobierno de la República de restituir a nivel de subsecretaría la atención de la relación con América del Norte en la Cancillería, es una señal positiva y oportuna.
 
ESTE AJUSTE INSTITUCIONAL permitirá que México dialogue de tú a tú con sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá, fortaleciendo la coordinación interinstitucional y dotando de mayor peso político a las negociaciones que definirán el futuro del tratado.
 
EL T-MEC NO ES SOLO UN instrumento comercial, es una hoja de ruta para el desarrollo regional.
 
SU ÉXITO DEPENDERÁ DE QUE LAS tres naciones elijamos la cooperación sobre la confrontación, la competitividad sobre el aislamiento y el libre comercio sobre el proteccionismo.
 
MÉXICO ESTÁ LISTO PARA HACERLO con seriedad, visión de Estado y una diplomacia que defiende nuestros intereses sin perder de vista el bien común de América del Norte.
 
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