Si hemos recibido algún bien, no olvidemos dar las gracias; y, si lo hemos olvidado, hay que volver para decir: GRACIAS.
La persona que sabe agradecer, está dejando las puertas abiertas, para que, en otro momento, pueda contar con la ayuda de alguien.
El hombre que es positivo, mira las cosas buenas de la vida, y sabe valorar todo el bien que ha recibido, de forma inmerecida; y nunca olvida, ser agradecido.
La palabra gracias, viene de “gratis”, agradecer es reconocer que no hicimos nada para merecer lo recibido, ya que, este ha sido un regalo gratuito.
Quién no valora lo que tiene, nunca será agradecido.
El Evangelio de hoy, nos presenta la actitud de diez leprosos, que, estando desahuciados por el mal,pedían que Jesús les devolviera la salud.
Y, al quedar curados, solo fue uno, el que regresó, para dar las gracias. Así, lo narra el Evangelio: “Entonces dijo Jesús: ¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve?¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?”. (Lc.17).
Son pocos, los que después de recibir un beneficio,vuelven a Dios para decirle gracias.
Cuando vamos a la Eucaristía, estamos volviendo hacia el Señor, a darle gracias por el don de existir.
El que no asiste a misa, no sabe agradecer. Porque la palabra: “Eucaristía”, significa acción de gracias.
Al asistir a la Eucarística, expresamos a Dios nuestra gratitud, por todo aquello que el hombre no puede dar, y que solo viene de Dios.
Por tanto, si hemos recibido un don, o un servicio, no se nos olvide volver, para expresar gratitud.
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
Evangelio (Lc 17, 11-19)