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Estrés financiero, la epidemia invisible en México

El estrés financiero se ha convertido en una de las principales problemáticas de la vida moderna, afectando no solo la capacidad de llegar a fin de mes, sino también la salud mental, las relaciones personales y la productividad laboral. Según Óscar Rosado, presidente de la Condusef, esta forma de estrés es silenciosa y muchas veces invisible hasta que se manifiesta en síntomas físicos o violencia familiar. En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, se busca visibilizar cómo factores como las deudas y la presión económica impactan profundamente en el bienestar emocional.

En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (Ensafi)del Inegi, dos de cada tres adultos reportaron niveles altos o moderados de estrés financiero en 2023. El 36.9 % de los encuestados indicó un nivel alto de estrés, y el 34.6 % uno moderado. Esta tensión constante genera un ciclo difícil de romper: preocupación, miedo al incumplimiento y pérdida de control, lo que a su vez provoca malestares físicos como gastritis, dolor de cabeza o presión arterial alta, así como consecuencias psicológicas como insomnio o trastornos alimenticios.

Contrario a lo que podría pensarse, el estrés financiero no discrimina por nivel de ingresos o educación. Incluso entre quienes ganan más de cinco salarios mínimos, el 32 % expresó alta preocupación por su situación económica, superando a quienes perciben menos. Este fenómeno ha comenzado a afectar también a empresas y gobiernos, deteriorando la productividad y generando conflictos personales y laborales, lo que evidencia que el impacto del estrés financiero va mucho más allá de lo económico.

 

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