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Una cosa es el discurso y otra la actuación

Opinión

El gobierno de Claudia Sheinbaum comienza a marcar diferencias entre la promesa y la realidad

Una cosa es el discurso y otra, muy distinta, la actuación. Y en este terreno el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo empieza a definir un rumbo: pasar del mensaje político a los resultados tangibles, sobre todo en seguridad, el tema que más presiona a la opinión pública.

Durante su primer año, las instituciones del gabinete de seguridad han afinado su coordinación y endurecido operativos con el objetivo de contener la violencia y desmontar redes criminales. Entre las acciones visibles destacan la mayor integración entre fuerzas federales y gobiernos locales, el fortalecimiento de la Guardia Nacional y la aplicación de la Estrategia Nacional contra la Extorsión. También se han reforzado las operaciones en estados críticos y la Secretaría de Marina ha protagonizado decomisos relevantes en puertos y costas.

En paralelo, se han instalado Mesas de Paz en varias entidades y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana incorporó más agentes especializados en inteligencia e investigación. La lógica es clara: articular esfuerzos antes dispersos para atacar delitos de alto impacto y dar señales de control por parte del estado.

En esta estrategia destaca una figura central, la de Omar García Harfuch. Con apenas 43 años, el exsecretario de Seguridad Ciudadana capitalino se ha convertido en uno de los operadores clave de la presidenta. Su perfil combina prudencia y resultados, conoce los esquemas criminales, impulsa la colaboración entre dependencias y ha ganado respaldo interno por su capacidad operativa.

Los números empiezan a reflejar el esfuerzo. A escala nacional, el saldo es  contundente, desde el inicio del gobierno se han registrado más de 32,400 detenciones por delitos de alto impacto, la incautación de 16 mil armas, 245 toneladas de drogas y millones de dosis de fentanilo. Además, se han desmantelado 1,400 laboratorios clandestinos en 22 estados. Todo esto ha permitido que, por primera vez en una década, agosto cerrara como el mes con menos homicidios dolosos desde 2015, con una caída interanual del 32 %.Datos proporcionados por la SSPC.

Pero el desafío está lejos de ceder. Aunque hay indicadores positivos en homicidio y decomisos, otros delitos crecen. La COPARMEX advirtio quesolo en el primer semestre de 2025 la extorsión alcanzó un máximo histórico con 5,887 víctimas, un alza de 6.9 % frente al mismo periodo del año anterior. Como respuesta, el Congreso a iniciativa del Ejecutivo, aprobó la Ley Antiextorsión, que uniforma criterios legales en todo el país, endurece penas y da a las autoridades nuevas herramientas para congelar cuentas y seguir el flujo del dinero ilícito.

Estos resultados son significativos y deben ser reconocidos, pero también exigen prudencia. Si el gobierno se conforma con las cifras y baja la guardia, los grupos criminales encontrarán nuevas rutas y métodos. Mantener el impulso operativo será indispensable, pero igual de importante será fortalecer la justicia, blindar a las policías locales contra la corrupción y comunicar con transparencia los alcances reales de cada estrategia.

La administración Sheinbaum tiene la oportunidad de romper con el escepticismo que persiguió a sus antecesores: demostrar que no basta con anunciar planes y promesas, sino que la seguridad se construye con hechos medibles y permanentes. Ahí está el verdadero desafío: que la actuación siga al discurso y que las cifras de hoy no sean solo un paréntesis, sino el principio de un cambio de fondo.

Autor : Roger Errejon Alaniz

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