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'En otros sitios las poblaciones huyen. Aquí no hay a dónde ir': ingeniero mexicano en Gaza

En medio de la devastación en la Franja de Gaza, un mexicano vive desde dentro la tragedia humanitaria. Rafael Yari Cabanillas, ingeniero químico y mecánico originario de Hermosillo, Sonora, forma parte del equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) y encabeza un grupo de 120 personas en Khan Younis, la segunda ciudad más importante del enclave palestino.
 
Desde hace cuatro semanas, Cabanillas ha sido testigo directo del colapso humanitario que sufre la población civil ante la ofensiva israelí. La guerra ha dejado ciudades enteras reducidas a escombros y a miles de familias desplazadas que ya no tienen a dónde huir.
 
Las ciudades están totalmente destruidas, con pocos edificios que quedan en pie, y una situación muy fuerte de hacinamiento, que cada vez va empeorando”, relata.
 
Sin refugio ni salida
 
El ingeniero mexicano explica que las autoridades israelíes han ordenado evacuaciones masivas hacia zonas supuestamente seguras, pero que ya se encuentran completamente saturadas por anteriores oleadas de desplazados.
 
“Israel ordenó a la población evacuar hacia lugares donde ya no cabe más gente. Ya no hay dónde dormir. Aquí no hay a dónde ir”, señala con preocupación.
 
La situación es dramática: familias enteras hacinadas, sin acceso estable a agua potable, alimentos, electricidad ni atención médica.
 
“La gente está en una situación desesperante, con falta de agua, de servicios básicos y de acceso a la comida. Cada día la situación se vuelve más crítica.”
 
Rafael Yari, quien se encuentra en la mitad de una misión de ocho semanas, asegura que su experiencia en Gaza es diferente a todas las anteriores:
 
“En otros sitios las poblaciones civiles huyen. Aquí no hay a dónde ir.”
 
Hambruna y desnutrición infantil
 
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha declarado una hambruna generalizada en amplias zonas del territorio, mientras que el gobierno de Israel responsabiliza a las organizaciones humanitarias por la crisis alimentaria.
 
Pero desde el terreno, Rafael desmiente esa versión. Explica que MSF ha documentado múltiples casos de desnutrición severa, y que la población apenas puede sobrevivir con lo poco que recibe.
 
“Han instalado varios puntos de distribución, pero muchos heridos llegan a nuestras instalaciones después de haber esperado ayuda. Algunos incluso fueron alcanzados por balas o resultaron heridos en medio del caos. Es desesperante.”
 
La escasez de comida ha golpeado especialmente a los niños más pequeños.
 
Vemos bebés recién nacidos o de muy corta edad que son mucho más pequeños de lo que deberían ser. Tienen extremidades muy delgadas. Es lo más extremo”, describe conmovido.
 
El ingeniero sonorense confirma que incluso el personal humanitario enfrenta dificultades para alimentarse. “Nosotros mismos tenemos acceso limitado a la comida. Todo aquí es escaso”, señala.
 
Éxodo sin destino
 
La nueva orden israelí de evacuación completa de Ciudad de Gaza hacia la zona de Al Magasi, cercana a Khan Younis, solo ha agravado la crisis humanitaria. Decenas de miles de personas cruzan diariamente los caminos destruidos, buscando refugio entre ruinas, mientras las organizaciones humanitarias intentan mantener operaciones básicas.
 
“Cada día llegan más familias desplazadas. Las tiendas de campaña ya no alcanzan. Muchos duermen a la intemperie, otros bajo lonas o escombros. No hay refugios suficientes”, lamenta.
 
Un testimonio desde el límite
 
En un contexto donde los bombardeos continúan y el acceso humanitario sigue restringido, la labor de Médicos Sin Fronteras se ha convertido en una de las pocas líneas de auxilio para miles de palestinos.
 
El testimonio de Rafael Yari Cabanillas pone rostro mexicano a una tragedia global. Desde el corazón de Gaza, describe una realidad que combina destrucción total, hambre y desesperanza, pero también la resistencia humana de quienes se niegan a rendirse.
 
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