No abandonarse a sí mismo y apreciar a sus seres queridos fueron los aprendizajes que tuvo Alexis Ayala, quien luego de ser parte de "La Manada", se convirtió en el sexto finalista de La Casa de los Famosos México.
"Es una experiencia maravillosa donde tú encuentras con lo que te permita sentir. Todos somos seres humanos diferentes y eso es lo que hace a La Casa... interesante, que se juntan temperamentos, personalidades, carencias, fortalezas, cosas que venimos cargando todos.
"Me retomé, me reencontré y se me prendió la flama otra vez. Ya las últimas seis semanas empecé a hacer mucho ejercicio, voy a continuar haciéndolo y trabajándome. Valoré muchísimo más a los míos, siempre lo he hecho, pero el hecho de sentir esa ausencia me hizo valorar mucho más las presencias", dijo Ayala, en entrevista.
El actor, quien se ganó el apodo de "Lobo Plateado" durante su participación, que duró 67 días, fue importante para crear lazos con los integrantes del cuarto "Noche".
Los días se le hicieron eternos y hubo muchos momentos de silencio en los que entró en contacto consigo mismo, y se empoderó en la dinámica de los posicionamientos hacia los habitantes cada domingo.
"El actor siempre ha estado, pero ahí no entró el actor, ahí entró la persona, el papá, el hijo, el esposo, y me mostré, no me guardé nada", aseguró.
Durante su participación en el reality, Ayala se reencontró con su hija Stephanie luego de no verla durante dos años y tras ganar un juego tuvo la oportunidad de pasar cinco minutos con su esposa Cinthia Aparicio a cambio de nominar a sus compañeros Aarón Mercury o Aldo de Nigris.
Al salir, su mamá lo recibió en el foro de la gala y, aunque su pareja no estuvo presente, debido a que estaba grabando una telenovela, el jueves lo sorprendió en el programa "Hoy".
"Cuando entró le dije 'no me sueltes' y me encantó que me dijo 'no te voy a soltar, te extraño y te amo'. Ese momento me dio la fortaleza para seguir hasta el final. Si no la hubiera tenido, probablemente hubiera claudicado ahí", afirmó.